Sr. Director:  

Las encuestas no son infalibles, pero dan pistas. Puede ser que en España no sea una cifra tan elevada como la de la encuesta norteamericana, pero también puede ser que sea similar, sin descartar que hasta sea mayor.

El entorno que describo al principio arroja datos para reflexionar y para reaccionar. Son muchos los que se quejan de que su hijo está muchas horas encerrado en su habitación con videojuegos u otras actividades en la red, y no saben cómo actuar en calidad de padres. Se les ve desbordados.

Afrontemos el problema de los jóvenes y su aislamiento en torno a las redes sociales. Flaco servicio haremos si nos dedicamos a alabar sistemáticamente todo lo vinculado con la juventud o, por el contrario, atribuir a los jóvenes deficiencias como si nosotros no tuviéramos responsabilidad.

Los adultos somos adultos, y pienso que se puede caer en extremos ridículos por parecer o comportarse como un joven, porque no lo somos: el esfuerzo por formar y comprender a los jóvenes no debe llevarnos a imitarles, a cambiar nuestro lenguaje o modo de vestir para aproximarnos a ellos. También me pregunto: ¿cuántos jóvenes leerán esta carta?