Moeve (antes Cepsa) no ha tenido buenos resultados en el primer semestre, con descensos en la mayoría de las magnitudes financieras. En todo esto han influido, y bastante los menores márgenes de refino y el abaratamiento del precio del petróleo (dos aspectos que también notan la mayoría de petroleras), así como el apagón eléctrico que vivió la Península Ibérica el pasado 28 de abril (cuyo impacto estima en 50 millones de euros) y el mantenimiento programado de algunas de sus plantas.

La petrolera, controlada por el fondo soberano de Abu Dabi (Mubadala) en un 61,5% y por el fondo de inversión estadounidense Carlyle en el 38,5% restante, ha visto caer su resultado bruto de explotación (ebitda) un 33%, a 733 millones, tras menores cifras en todos sus negocios (como se puede ver en la página 10 de este documento). En concreto, Energy -que incluye las refinerías (ahora llamadas Energy Parks), así como las estaciones de servicio, la movilidad y las energías limpias- ha aportado 564 millones, 36% menos; Exploración y Producción (también denominado upstream dentro del argot petrolero), 138 millones, un 11% menos; y Química, 108 millones, un 26% menos.

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Por su parte, el resultado neto de explotación (ebit) ha descendido un 11%, a 623 millones. El resultado neto en bases Clean CCS (excluyendo el efecto de los extraordinarios y los inventarios) ha bajado un 19%, a 324 millones. Eso sí, de esta cifra, 186 millones han correspondido al segundo trimestre, mejorando en un 34% la obtenida entre enero y marzo (138). Y según las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS, por sus siglas en inglés), el resultado neto se ha incrementado un 8%, a 182 millones.

Moeve no sólo apuesta por el mejor camino en hidrógeno verde (el de producirlo al lado de donde se va a consumir, como Repsol), sino también por su transporte, aunque de un modo menos ruinoso que el de Enagás: añadiendo nitrógeno al hidrógeno verde para enfriarlo y poder transportarlo en barco, cuyo transporte es mucho más barato que el del gas natural licuado (GNL)

El flujo de caja operativo ha bajado un 10%, a 652 millones, y las inversiones también se han movido a la baja, situándose en 502 millones (-25%). El flujo de caja libre ha descendido un 28%, a 137 millones; y la liquidez se ha colocado en 5.192 millones (-4%); mientras la deuda neta se ha mantenido bastante estable, pasando de 2.493 millones a 2.495 millones, pero ante el menor ebitda, el ratio de deuda neta sobre ebitda ha crecido de 1,6 veces a 1,9.

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La compañía que dirige el neerlandés Maarten Wetselaar insiste en ser cada día más verde... y a pesar del reflujo que vive el hidrógeno verde incluso antes de su despegue, mantiene la apuesta por el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, con ayudas públicas, por supuesto: recibió financiación del Gobierno Sánchez por 304 millones, dentro de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), que están nutridos con los fondos europeos. Eso sí, no sólo apuesta por el mejor camino (el de producir dicho hidrógeno verde al lado de donde se va a consumir, como Repsol), sino también por su transporte, aunque de un modo menos ruinoso que el de Enagás: añadiendo nitrógeno al hidrógeno verde para enfriarlo y poder transportarlo en barco, cuyo transporte es mucho más barato que el del gas natural licuado (GNL). Asimismo, avanza en la construcción de su planta de biocombustibles de segunda generación. Y todo esto con la vista puesta en su estrategia ‘Positive Motion’ para “ser un proveedor líder de moléculas verdes y soluciones de movilidad sostenible en esta década”, ha subrayado Wetselaar. Claro que al mismo tiempo, ya ha vendido el 70% del negocio de Upstream desde 2022, tras vender los activos de Abu Dabi, Colombia, Perú y Surinam; ya sólo le queda Argelia.