Este contexto donde las energías renovables se mueven entre la burbuja especulativa y el reflujo, pues ahora prima la economía sobre la ecología y se ha empezado a acabar el chollo para muchos fondos de inversión (Apollo, BlackRock, JP Morgan, Goldman Sachs, Brookfield…), también ha llegado al hidrógeno verde incluso antes de su despegue. De hecho, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advierte que el sector del hidrógeno crece, pero no tan rápido como se pensaba.

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Así lo ha referido José Miguel Bermúdez, al presentar el quinto informe sobre hidrógeno de la AIE, el correspondiente a 2025. Y es que se ha pasado de años de nuevos anuncios a titulares negativos hablando de retrasos, revisiones a la baja, etc. La demanda ha ascendido un 2%, a casi 100 millones de toneladas, sobre todo, en los sectores del refino o la industria, pero por ahora se ha tenido que afrontar, en gran medida, con el hidrógeno de combustibles fósiles con captura de CO2.

Desde 2021, se ha multiplicado la producción de hidrógeno verde un 60% y en 2024 subió un 10%, y se prevé alcanzar un millón de toneladas a final de año. Sin embargo, la AIE ha rebajado sus expectativas para 2030 de 49 millones de toneladas anuales a 37 millones porque los proyectos anunciados, por primera vez, disminuyen. Además, han influido otros motivos, como: los altos costes, la incertidumbre de la demanda, las barreras regulatorias, el desarrollo lento de las infraestructuras y las dificultades para lograr acuerdos de compra viables.

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Bermúdez es más optimista de cara a 2030, cuando la AIE pronostica un repunte del crecimiento teniendo en cuenta los proyectos actualmente operativos o que cuentan con inversión en firme (unos 200). Si todos estos se mantienen y/o se materializan, se superarían los 4 millones de toneladas anuales, multiplicando por cinco la producción del año pasado, y la AIE estima 6 millones de toneladas de hidrógeno de bajas emisiones adicionales a 2030 que podrían estar disponibles si se ponen en marcha medidas para estimular la demanda. Eso sí, ha referido que en España, un 27% de los proyectos están en situación de fuerte potencial... y su desarrollo dependerá mucho de la normativa, pero como ocurre en el resto de Europa, donde hay grandes importaciones de gas natural, la AIE pronostica que la producción de hidrógeno renovable podría llegar a ser competitiva en 2030. Claro que China no pierde oportunidades: ya lidera el desarrollo de electrolizadores y acapara el 65% de la capacidad instalada mundial. 

Al igual que hace unos meses, advirtió Olvido Moraleda, consejera delegada de BP España, sobre la burbuja en hidrógeno renovable, ahora lo ha hecho Alain Ripa, CEO de AccionaPlug (sociedad conjunta creada entre Acciona Energía y Plug Power). Por su parte, desde Iberdrola, Samuel Pérez, ha apuntado a no ser tan optimistas en las expectativas, sino más realistas. Y desde Siemens Energy, Miguel Macho ha apuntado a la necesidad de un mercado predecible, subrayando que la descarbonización en la Unión Europea no será posible sin independencia tecnológica.