El sector del lujo no pasa por su mejor momento, como se refleja en la importante caída de ventas, sobre todo en sus mercados clave (China y EEUU), y en el descenso de su valor en bolsa. “Esto es un indicador adelantado de que no viene una buena época, sino más bien lo contrario, recesión económica”, como señaló el economista y analista Eduardo Bolinches, en Telecinco. Es más, hace unos días, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha avisado de que la Eurozona frenará todavía más su crecimiento tras el verano. Un contexto en el sector del lujo que han notado los tres grandes grupos franceses y familiares Moët Hennessy Louis Vuitton (más conocido por las siglas LVMH), Hermès y Kering, en sus resultados del primer semestre, y que también ha afectado a la cotización del grupo de perfumería, maquillaje y cosmética Puig.
Detrás de estos tres nombres tan conocidos en todo el mundo se encuentran las familias Arnault, Hermès-Dumas y Pinault, que también están notando la crisis del lujo. De hecho, la primera ya no ocupa el primer puesto del ranking de las mayores fortunas de Francia que elabora la revista Challenges, algo que hacía desde 2016, y ha sido desbancada por la familia Hermès, que la ha relegado al segundo escalón del podio.
En esta crisis del lujo que ha surgido, en gran medida, por las menores ventas, en especial en China y EEUU, han influido los mayores precios y el hecho de que las marcas encuentran cada vez más dificultades para captar nuevos compradores entre la clase media, al tiempo que crece el mercado de segunda mano y hasta las copias autorizadas por las marcas. Asimismo, la incertidumbre económica es elevada, alimentada por los aranceles impuestos por EEUU y los que han surgido o pueden llegar como respuesta desde los países afectados.
Todo esto se ha notado en Kering, que después de moverse a la baja en 2024, ha registrado mayores caídas en sus magnitudes financieras en el primer semestre que los otros dos grupos compatriotas. Los ingresos del dueño de Gucci, Balenciaga, Saint Laurent y Bottega Veneta, entre otras, han bajado un 16%, a 7.600 millones de euros. Por su parte, el beneficio operativo se ha situado en 969 millones, el margen operativo ha descendido al 12,8%; y el beneficio neto se ha hundido un 46%, a 474 millones, sobre todo, por el desplome de la marca Gucci (cuyas ventas cayeron un 26%). Todas estas cifras del grupo fundado en 1963 son inferiores a lo esperado… y ya se han tomado medidas para tratar de enmendar el rumbo, incluso en la silla de CEO: François-Henri Pinault (63 años) ha decidido dar un paso atrás y retirarse, de un modo similar a como lo hizo en 2005 su padre, François, cuando tenía 65 años (hoy acaba de cumplir 89 años el día 21 de este mes; y se ha nombrado para relevarle al italiano Luca de Meo (58 años), que asumirá el cargo el próximo 15 de septiembre, tras haber decidido dar un giro a su trayectoria, abandonar Renault y el sector del automóvil -que también atraviesa una crisis mundial-, y recalar en el del lujo. François-Henri Pinault se mostró optimista de cara a la recuperación: “Si bien las cifras que presentamos siguen estando muy por debajo de nuestro potencial, estamos seguros de que nuestros exhaustivos esfuerzos de los últimos dos años han sentado unas bases sólidas para las próximas etapas del desarrollo de Kering”.
Kering vale en bolsa unos 27.100 millones de euros y su cotización baja un 6,5% en lo que va de año y un 15% en los últimos 12 meses. Su principal accionista es la familia Pinault, que controla el 42,3% del capital a través del holding Artémis. El que hasta ahora era el CEO y heredero del grupo que fundó su padre, François-Henri Pinault, está casado con la actriz mexicana Salma Hayek, y tiene cuatro hijos: los dos primeros (François y Mathilde) nacieron de su matrimonio con Dorothée Lepère; a los que se sumó Augustin James, de una relación con la modelo Linda Evangelista; y después, Valentina, fruto de su matrimonio con Salma Hayek. Ahora dará un paso atrás en la gestión del día a día, labor que asumirá Luca de Meo el 15 de septiembre, pero seguirá controlando Kering y la propiedad.
Vayamos ahora a LVMH. Tras un mal 2024, los ingresos han descendido un 4%, a 39.810 millones, entre enero y junio de este año, debido a las tensiones comerciales y su impacto en la mayoría de sus negocios, así como las menores ventas en China, EEUU y Japón. En el caso del área de moda y marroquinería la facturación ha bajado un 8%, al igual que en la división de vinos y espumosos, mientras en la de perfumería y joyas la disminución ha sido del 1%. Por su parte, el beneficio neto ha caído un 22%, a 5.898 millones. Su presidente y CEO, Bernard Arnault, refirió que estos resultados “son una prueba de solidez teniendo en cuenta el contexto actual” y que afrontan el segundo semestre “con una gran vigilancia”, pero “confiando en el formidable potencial de LVMH en el largo plazo”. Eso sí, en bolsa, también se mueve a la baja: acumula una depreciación del 23% este año y del 28% en los últimos doce meses.
El grupo (dueño de Givenchy, Louis Vuitton, Loewe, TAG Heuer, Tiffany & Co, Christian Dior, Moët & Chandon, Fendi, DKNY, Kenzo y Sephora, entre otras marcas y cadenas) se creó en 1987, tras la fusión de la casa de modas Louis Vuitton y Moët Hennessy (fundada en 1971 y fruto de la fusión entre el fabricante de champán Moët & Chandon y el productor de coñac Hennessy). Sus fundadores fueron Alain Chevalier y Henry Racamier, pero hoy día está controlado por la familia Arnault, que controla el 48% del capital y el 64% de los derechos de voto a través del holding de inversiones Financière Agache. Bernard Arnault (76 años) se mantendrá al frente de LVMH como presidente y CEO, pues en la última Junta de Accionistas se elevó la edad límite para ocupar dichos cargos de 80 a 85 años. Este ingeniero de titulación, pero empresario de profesión, y hoy multimillonario, empezó su trayectoria profesional en la empresa familiar que dirigía su padre y se dedicaba a la construcción y las obras públicas en 1971, a partir de entonces, le convenció para dar un giro a la promoción inmobiliaria y más adelante, le sucedió y emigró a EEUU, donde fundó la empresa Ferinel. En mayo de 1978, tras su gran interés por la marca textil Christian Dior, se vio obligado a comprar en su totalidad a su dueño, el grupo Boussac, pero después lo reestructuró y se quedó sólo con lo que le interesaba, llegando a recuperar la división de perfumería que el grupo Boussac había escindido años antes. En octubre de 1987, Arnault entró en el capital de LVMH, meses después de la fusión de Louis Vuitton y Moët Hennessy, y más adelante, el entonces presidente ejecutivo, Henry Recamier, y los accionistas le pidieron elevar su participación, él aceptó… y llegó a lanzar una OPA para hacerse con el control y convertirse en el primer accionista. Desde entonces, fue acometiendo compras de diversas marcas y expandiendo LVMH hasta convertirse en una de las empresas con más capitalización de Francia (vale en bolsa unos 243.800 millones) y Bernard Arnault ha pasado a figurar en el ranking de multimillonarios mundiales.
Y por último, está Hermès, que ha registrado un menor descenso del beneficio semestral que sus compatriotas y ha logrado más ingresos. En concreto, estos han ascendido a 8.034 millones, lo que supone un 8% más que hace un año, gracias a las mayores ventas de bolsos (+11,3%), accesorios (+4,3%), seda y textil (+2,6%) y, joyería y artículos del hogar (+9,2%), mientras que las ventas de perfumería y relojes han descendido un 4,1% y un 8,9%, respectivamente. Por su parte, el beneficio neto ha bajado un 5,2%, hasta junio, situándose en 2.246 millones. “Los sólidos resultados del primer semestre en todas las regiones reflejan la solidez del modelo Hermès”, destacó Axel Dumas, presidente ejecutivo de Hermès, y añadió que seguirán invirtiendo y contratando personal para asegurar el éxito sostenido del grupo, pues a pesar de la incertidumbre económica, geopolítica y monetaria global, mantiene el ambicioso objetivo de crecimiento de los ingresos a tipos de cambio constantes.
El grupo francés tiene su origen en 1837 y fue fundado por Thierry Hermès. Desde entonces han pasado varias generaciones de la familia y hoy está al frente la sexta, representada por Axel Dumas como presidente ejecutivo, y la familia controla el 66,7% del capital. Si se viaja al pasado, encontramos que Thierry dio el testigo a su hijo Charles y este lo hizó después con su hijo Émile, pero este último sólo tuvo hijas y decidió ceder el testigo a sus yernos, eligiendo como sucesor a Robert Dumas en 1951. Jean-Louis, hijo de Robert, revolucionó el grupo familiar a partir de 1978, apostando por la diversificación (entrando en relojería, por ejemplo) y la internacionalización. El sucesor de Jean-Louis fue su hijo Pierre-Alexis. A petición de Jean-Louis Dumas, su antigua mano derecha y director general del grupo de 2003 a 2006, Patrick Thomas, asumió los mandos del desarrollo de Hermès y se puso al frente de la descentralización de la organización, la reestructuración internacional y la transición entre las dos generaciones hasta el nombramiento en 2013 de Axel Dumas, sobrino de Jean-Louis, que reforzó el crecimiento del grupo francés.
Hoy la capitalización bursátil de Hermès se sitúa en 219.580 millones, aunque su cotización se ha resentido por el contexto del sector del lujo y desciende un 9,65% desde el pasado 1 de enero y un 5,4% en el último año. Sin embargo, en resultados, notó menos la crisis del sector del lujo que sus compatriotas Kering y LVMH. Y por cierto, los tres tienen su sede en la capital gala, París.