Alexander Sample, arzobispo de Portland (EE.UU) ha publicado una carta pastoral "para proporcionar claridad acerca de la enseñanza de la Iglesia católica sobre la teoría de la identidad de género". O sea, sobre la ideología de género. 

En la misma, afirma: "La diferencia sexual tiene un significado trascendental en nuestra vida terrenal; es sólo a través de la unión de lo masculino y lo femenino que nuevos seres humanos llegan a existir". 

"La comprensión católica de la persona humana está en desacuerdo con la 'teoría de la identidad de género', un marco que es cada vez más dominante en la cultura occidental", señala.

El arzobispo explica que el "proceso de transición médica para los jóvenes con incongruencia de género a menudo comienza con bloqueadores de la pubertad que interrumpen el proceso de maduración sexual. El propósito de este procedimiento es detener el curso natural de masculinización o feminización del cuerpo para facilitar los cambios cosméticos posteriores que pueden aproximarse mejor a la apariencia del sexo opuesto. Estos cambios con mayor frecuencia implican tomar hormonas sexuales cruzadas y también pueden incluir cirugías que eliminan los órganos reproductivos y alteran los genitales.

La transición médica, que puede conducir a la esterilidad permanente y al daño continuo al cuerpo, es incompatible con la ética médica católica, así como con la antropología católica

“Es importante hacer énfasis en que el efecto deseado de estos procedimientos es cosmético; estos no tratan claramente una condición fisiológica. Debido a esto, la transición médica, que puede conducir a la esterilidad permanente y al daño continuo al cuerpo, es incompatible con la ética médica católica, así como con la antropología católica”, apuna Mons. Sample. 

"Debido a que el GAC ('Atención de afirmación de género' -Gender Affirming Care -GAC- por sus siglas en inglés) entra en conflicto con la cosmovisión católica y, además, no está respaldado por evidencia científica sólida, es importante que las instituciones católicas adopten prácticas que armonicen con la fe y la razón que les permitan cumplir su misión católica", añade también el arzobispo.

Por todo ello, Mons. Sample incluye en la carta algunas 'directrices pastorales': "Las instituciones y programas católicos no pueden respaldar la teoría de la identidad de género ni permitir ninguna forma de transición de género, ya sea social o médica. Esto significa que los nombres, los pronombres, el uso de las instalaciones, la vestimenta y la participación deportiva dependerán de la identidad sexual biológica, en lugar de la identidad de género autopercibida: 

-Lenguaje: las designaciones y los pronombres deben estar de acuerdo con el sexo biológico. Cualquier documentación institucional formal debe usar nombres legales. Los apodos pueden usarse de manera informal, de acuerdo con el juicio prudencial, siempre que esto no sea parte de un proceso de transición social.

-Instalaciones: Los baños y casilleros deben organizarse de acuerdo con el sexo biológico. El acceso a las instalaciones de un solo uso puede ser aprobado por la administración caso por caso.

-Deportes y actividades extraescolares: La participación en cualquier actividad segregada por sexo debe basarse en el sexo biológico, en lugar del género auto percibido.

-Vestuario: todas las personas deben cumplir con el código de vestimenta o uniforme que concuerda con su sexo biológico.

-Materiales educativos: todos los materiales informativos y pedagógicos deben alinearse con la comprensión católica de la persona humana.

-Formación: las escuelas deben ofrecer planes de estudio apropiados para la edad y conversaciones sobre género y sexualidad en el contexto de la cosmovisión católica.

-Participación de los padres: los padres de familia son los principales educadores y como tal deben estar plenamente incluidos en cualquier discusión sobre adaptaciones.

-Medicamentos: a ninguna persona se le permite tener medicamentos en el lugar o distribuir medicamentos con el propósito de la transición médica de género.

-Señalización: Las instituciones católicas no deben colocar letreros o mostrar símbolos en apoyo de la teoría de la identidad de género.

Tras estas directrices, el arzobispo añade: "La respuesta a la teoría de la identidad de género que es, a la vez veraz, y amorosa no puede terminar simplemente con declarar lo que las instituciones católicas no harán. Los católicos también debemos expresar lo que haremos ofreciendo una visión positiva de la persona humana y un camino de acompañamiento para los jóvenes que cuestionan el género y sus familias".