Un artículo de Religión en Libertad  recoge el trabajo de la masonería en Francia para realizar ingeniería social en contra de la ley natural.

Ahora, la masonería francesa está trabajando intensamente para lograr la aprobación de la eutanasia.

Como siempre, para ello lo primero que hacen es utilizar eufemismos que disfracen y oculten la verdadera naturaleza del acto. El eufemismo que están utilizando para la eutanasia es “ayuda médica para morir”.

Además de eufemismos, la masonería también le da la vuelta al hecho para no llamar asesinato a la eutanasia. Según recoge Famille Chretienne, en un encuentro organizado por el Consejo Económico, Social y Medioambiental de Francia —al que asistieron cuatro masones y dos filósofos—, un órgano consultivo del Estado francés, se afirmó que la eutanasia, castigada como asesinato en el derecho penal francés, sería "un acto fraternal al más alto nivel” y, por supuesto, un gesto de bondad.

Durante las intervenciones de los cuatro líderes masones, llamaron por turnos a legalizar la eutanasia y el suicidio asistido, invocando argumentos prácticamente idénticos.

"Nos gustaría reformar la palabra eutanasia, mal entendida, mal aceptada por la población ", dijo el representante del Gran Oriente de Francia, proponiendo que se sustituya por "ayuda médica para morir" y sugiriendo que, en el Código Penal y el Código de Ética Médica, la eutanasia sea tratada como una "causa de muerte natural".

“En nuestra cultura judeocristiana -lamentó Catherine Lyautey, Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de Francia- interrumpir la vida sigue siendo un tabú y una de las mayores prohibiciones de nuestra sociedad”. Por su parte, el filósofo André Comte Sponville, él también “resueltamente” a favor de la legalización de la eutanasia, pidió que se le cambie el nombre por “Interrupción voluntaria de la vida” (IVV), en referencia a la expresión “interrupción voluntaria del embarazo” (IVG) utilizada para calificar el aborto.

"Cuidado con las palabras -dijo Marc Henry, ex Gran Maestro de la Gran Logia Nacional de Francia, en la misma línea-, matar a alguien está penado por la ley, es asesinato. Un asesinato no es nada. ¿Se trata de matar a alguien o de acompañarlo en su deseo de muerte? Por mi parte, no usaría la palabra matar, más bien hablaría de ayudar a quien tiene este deseo”.

La eutanasia y el suicidio asistido suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella

Insistimos: la eutanasia y el suicidio asistido suponen traspasar la frontera ética de que la vida es sagrada y ni uno mismo y ni mucho menos un tercero puede disponer de ella. Esa frontera ética está en la conciencia de todas las personas del mundo. Y por eso es acorde con la ley natural, que establece que hay respetar la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción a la muerte natural.

Y esa frontera ética debería estar reconocida por las leyes: como el ‘no’ a la pena de muerte, al asesinato o al homicidio. Es decir, es la misma razón por la que hay que oponerse también a la pena de muerte, al asesinato o al homicidio: no con un argumento religioso, sino meramente humano y racional.

Además, en los países donde se ha aprobado la eutanasia y el suicidio asistido, está ocurriendo que se empieza permitiéndola sólo en casos excepcionales y por voluntad propia, pero se termina aplicándola sin restricciones, a cualquier persona e incluso en contra de su voluntad, y de manera especial a los más débiles y vulnerables: enfermos mentales, ancianos, discapacitados sobre todo intelectuales..., que no pueden defenderse ante la decisión de otros -el Estado, un médico, los jueces, los políticos, sus familiares- sobre sus vidas.

Se trata de un plano inclinado o pendiente deslizante muy difícil de parar que provoca que la vida no tenga ningún valor, especialmente la de los más débiles y vulnerables, y que sea a ellos a quienes se termine aplicando al eutanasia sin su consentimiento.