Comedia  póstuma del director Claude Berri que defrauda las expectativas que genera su arranque: una crítica a la sociedad actual en la que matrimonios que se niegan a tener hijos depositan todo su cariño en una mascota.

Jean Pierre y Nathalie llevan cinco años casados. Como regalo para ese señalado aniversario Jean Pierre decide regalarle a Nathalie un cachorro de bulldog británico, al que bautizan Tresor (tesoro). Pronto éste acaba convirtiéndose en la peor pesadilla de Jean Pierre además de todo un peligro para la estabilidad matrimonial

Berri, con una larga carrera a sus espaldas (comenzó a dirigir en 1962), fue siempre un gran observador al que le gustaba reflejar lo que veía a su alrededor. El argumento de Un regalo para ella le resultaba especialmente conocido puesto que estaba basado en una situación autobiográfica. La parte más meritoria de esta comedia ligera reside en que, simplemente narrando unos hechos cotidianos, realiza una crítica sobre el preocupante egoísmo de parejas que abominan de la paternidad al mismo tiempo que dedican un tiempo y unos cuidados desmesurados  a un perro. Igualmente, y con el pretexto de este amor perruno, Berri (también en clave de humor) aprovecha para reírse de los psicoterapeutas que, en vez de dar consejos oportunos,  desbarran en algo tan simple como el sentido común.   

Pero Un regalo para ella no acaba de convencer  porque no va dirigida claramente a un sector del público: cuenta con situaciones humorísticas perpetradas por el chucho que, por su aire pueril,  sólo pueden provocar la sonrisa a los menores de la casa (todo el caos guarrete que provoca el animalito) mientras que las penalidades del protagonista masculino sólo pueden ser entendidas por un público adulto que no comulgará con las situaciones perrunas. Curiosamente, en Francia (su país de origen) tuvo una buena respuesta en taquilla.

Para: Los que vean todo el cine francés que llega a nuestro país