Dos palabras pueden definir esta película: enternecedora y cautivadora. Y es que para disfrutar de Un puente hacia Terabithia no se requiere una edad determinada sino creer en el poder de la imaginación.

Jess es un niño que se siente extraño en su familia y desplazado en su colegio. Todo el verano ha estado preparándose para ser el más rápido de la clase pero este objetivo se ve frustrado con la llegada de una nueva chica al colegio, Leslie, que le gana. Aunque el comienzo no ha sido el más afortunado pronto Jess y Leslie se convierten en inseparables. Leslie, con su desbordante imaginación,  le abre a Jess los ojos a un mundo desconocido y juntos crean el reino secreto de Terahibitia, un lugar mágico en el que viven apasionantes aventuras.

Basado en una novela de Katherine Paterson, publicada en 1977, Un puente hacia Terabithia  es todo un clásico de la literatura anglosajona que ha vendido millones de ejemplares y ha conquistado, hasta el momento, a más de dos generaciones de lectores en todo el mundo. Y no es extraño  porque esta maravillosa historia mezcla a la perfección  fantasía y realidad. Además, en esta ocasión, la publicidad no engaña, porque están ante una película que habla de aventura, valor, amistad y pérdida, todo ello narrado con una sensibilidad exquisita.

La traslación a la pantalla grande del best-seller literario no ha podido ser más fiel quizás porque el guión ha sido realizado por David Paterson, el hijo de la novelista. Igualmente resultan encantadores los tres niños protagonistas que, desde la primera secuencia,  se meten en el bolsillo al espectador.

Aunque la novela y la película la recomiendan para niños a partir de 9 años, el requisito imprescindible para que los menores la disfruten es que sean un poquito maduros, para que sean capaces de comprender que la vida (aunque siempre es  bella) también encierra momentos trágicos.

Para: Niños y mayores que tengan sensibilidad. Sin ninguna duda una de las películas más conmovedoras del año.