A ver si lo he entendido: Rupert Murdoch, convertido a la religión SGAE -que no devora niños pero sí patrimonios- consigue doblarle el pulso a Google (lo tiene muy débil el buscador, también se lo doblaron los chinos por razones ideológicas).

No quiere impedir que Google vuelque la información en Internet, lo que quiere es que le paguen por ello. Que dé dinero, guita, parné, pecunio, es de lo que hablamos.

Ahora regresemos al castizo Madrid, donde la guionista de cine de terror, Ángeles González-Sinde, ministra de las culturas españolas, como gusta ser llamada, ha decidido crear la CPI, no confundir con la KGB, o Comisión con poder para cerrar páginas WEB, al margen de los tribunales, poder ya concedido a organismos públicos. No hablamos de páginas terroristas o de pederastia sino de gente que haya pirateado canciones, películas o noticias de prensa. De inmediato, ZP, gran olfato para el voto, comprendió que la rebelión en la bloguería internetera -eso que él nunca lee pero se lo cuentan- podría acarrearle muchos votos y abroncó a Sinde. Pero, el mundo es complejo. Ha sido su odiado Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, adalid del progresismo de derechas españolas, quien le ha dado la razón: No cedas ZP, ante la malvada piratería internetera.

En resumen, ¿qué les ocurre a los multimedia que conforman el oligopolio informativo? Pues muy sencillo: la radio y la TV no les preocupan, o les preocupan demasiado, porque son concesiones administrativas. Mientras el oligopolio está formado por cinco grandes grupos (en España, PRISA, Planeta, Vocento, RCS-El Mundo y Mediapro-La Sexta) el Gobierno les concederá todas las emisoras de radio y TV que prefieran para seguir manteniendo el espejismo de pluralismo, aunque todos, sean de centroderecha, de centro izquierda o centro-reformistas, es decir, políticamente correctos.

Pero con la prensa no ocurre eso, no señor. La prensa ha convertido a los Polanco, Laras y compañía -también Murdoch- en multimillonarios ante los que tiemblan los grandes poderes políticos y económicos. Pero se les acaba el chollo, porque la prensa se está muriendo y los grandes han fracasado en Internet, un paraíso de libertad donde un don nadie puede plantarles cara, porque estamos hablando de otro periodismo, de otro lenguaje, de una comunicación interactiva,  de un mundo que es conversación, diálogo, no monólogo. En plata: que las multinacionales de la información se han dado la castaña en la Red y ahora necesitan trasladar el oligopolio de la Galaxia Guttemberg al mundo de los bites.

Pero como la canción de Les Luthiers, que todo lo hacían a beneficio de los huérfanos, aquí es a beneficio de los creadores, de la propiedad intelectual, para entendernos. Es lógico, un gran creador, intelectual, explorador poeta y aventurero, como Rodríguez Zapatero, debe velar por su copyright.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com