El Congreso ha aprobado otra de las leyes homicidas de la ministra de Sanidad, Elena Salgado, que lleva el nombre de Ley de Investigación Biomédica. La presidenta de la Comisión de Sanidad, Margarita Uría, del PNV, se mostró alborozada ante una norma que permite lo que prohíbe el Código Penal, asimismo elaborado por el socialita Juan Alberto Belloch, hoy alcalde de Zaragoza: crear embriones humanos –esta vez por transferencia de núcleo, no como resultados del fecundación ‘in vitro' (FIV)- para reproducir tejidos que puedan ser utilizados en terapia.

Uría afirmó que "la ciencia va más rápido", aunque lo cierto es que la ciencia camina tan lentamente que todavía no se ha conseguido ningún éxito terapéutico con células embrionarias y sin embargo todos los días se obtienen éxitos terapéuticos con la utilización de células adultas, que no implican la muerte de ningún ser humano genéticamente individuado. Incluso la utilización de embriones está provocando graves efectos secundarios. Por ejemplo, la aparición de tumores cancerígenos.

En cualquier caso, la nueva ley homicida, que podríamos calificar con el título de aquella obra clásica en defensa de la vida "Niños para quemar", no deja de ser un apéndice de la ley de reforma de la fecundación asistida, que ha convertido a España en el paraíso de los manipuladores de embriones humanos, al igual que es el paraíso del aborto.