Sr. Director:
La obra maestra de Goethe, 'Fausto', tiene frases proverbiales que pone en boca de Mefistófeles, ese diablo peculiar, que trata de conquistar el corazón del joven."El pobre desprecia la razón  y la sabiduría, que son las grandes fuerzas del hombre, y prefiere llevarse por la ilusión, la fantasía y la aventura", dice en uno de esos momentos cumbre en los que Fausto ha pensado, en la página anterior, que "el corazón del hombre contiene la fe como la mejor promesa, y le hace dichoso, aunque ya no necesite pergaminos escritos, ni sellos, que no son más que documentos, aunque todo el mundo les dé tanta importancia". El profundo debate que plantea Goethe en ese libro lo ha hecho 'inmortal' en las letras y un referente en el espíritu de grandes hombres.
Después de leer el libro me he detenido en lo coyuntural, Rajoy, su Gobierno, la oposición y sus figuras. Está claro que no es posible elegir a los representantes políticos con el criterio de la sabiduría y la razón, como sugiere Mefistófeles, y menos posible todavía hacerlo con el del corazón y la fe de la que habla Fausto.
Es la mejor explicación que encuentro para el fenómeno de Podemos, carcasa ideológica de un comunismo trasnochado, pero que flota con aire novedoso por el cabreo de tanta gente. Detrás, está claro, desfilan la corrupción, la falta de empatía con los políticos o la constatación de que los problemas se aplazan por ausencia de sentido común.
Podemos es el paradigma de un señuelo fracasado que resucita como el Ave Fénix por la podredumbre moral de los políticos profesionales, que no tienen ni 'pajorera' de lo que es servir -ayudar- a los demás o entender que la cosa pública es mucho más seria que un instrumento para medrar, engañar o estafar.
La demagogia es un peligro para la democracia y sólo se vence con espíritu crítico y cultura, justo lo que los políticos profesionales han exterminado.
Homero Izquierdo Apodaca