Sr. Director:

Todos caemos en la manipulación del lenguaje que quiere usar el sistema para someternos. Quien controla el lenguaje controla gran parte de la mente de la gente que lo usa, pero aun así me ha extrañado que Hispanidad caiga en la trampa.

En el editorial de ayer se decía literalmente: "Se puede perdonar a todos, pero si el verdugo no se arrepiente, entonces el perdón sólo alcanza a la víctima que perdona". En la que se entiende que el verdugo es el terrorista. El verdugo, también según el D.R.A.E., es "Ministro de justicia que ejecuta las penas de muerte y en lo antiguo ejecutaba otras corporales, como la de azotes, el tormento, etc". Es decir un agente de la justicia.

Sin entrar en la discusión sobre la legitimidad moral de la pena de muerte y la todavía más discutida de la pertinencia en el sistema penal de un país desarrollado, el concepto de verdugo implica legalidad, juicio, delito, etc... Es decir, el verdugo, tras un juicio de un tribunal legal, de un estado constituido, que juzga a un criminal, que ha cometido un delito, en el que la víctima inocente ha sufrido un daño, le aplica la pena dispuesta por la ley. Que yo sepa ni un terrorista es un agente de un Estado, ni las víctimas son delincuentes que han cometido un delito por el que deban de ser castigadas.

Este es solo un ejemplo de cómo asumimos el lenguaje, y nos hace ver que debemos estar siempre en guardia

Manuel Morillo

manuel.morillo@gmail.com