Pues claro que la especulación -especialmente la financiera- es la responsable de la subida de los alimentos y del petróleo -el mayor problema económico al que se enfrenta ahora mismo la humanidad-. Una investigación del Congreso norteamericano concluye que el 70% del crudo que se compra y se vende en Wall Street corresponde a especuladores. ¿Que es especulación?, contraatacan siempre, a la gallega, los dedicados a la especulación. Muy sencillo: especulación financiera son aquellos movimientos financieros que, si desaparecieran, no tendrían influencia alguna sobre la economía real, sobre, por ejemplo, las empresas cotizadas cuyas acciones son objeto de especulación.

Sistemas en los que se manifiesta la codiciosa hidra especulativa:

1.Especulación financiera son las políticas agrícolas del mundo rico, especialmente de Europa y Estados Unidos (PAC y Farm Act) porque mantener artificialmente relatos los sueldos de los agricultores y artificialmente bajos los precios de los productos no sólo perjudica a la competencia del Tercer Mundo sino que, al primar el abandono de la tierra de cultivo, a largo plazo encarece los productos del campo. Pues bien, le largo plazo ya ha llegado.

2.Especulación financiera son los fondos de cobertura, los mercados de futuros y la centralización de las materias prima en muy pocos mercados, lo que genera que el producto viva pendiente del precio que marca el intermediario.

3.Especulación financiera es el negocio de intermediación que mantienen las grandes petroleras, que son generadores, distribuidores y refineros, pero también intermediarios en el negocio del crudo que ni distribuyen ni refinan. Aquí, la OPEP tiene mucha razón.

4.Pero especulación financiera también es lo que hace la OPEP, regulando la extracción de crudo, en un verdadero chantaje a Occidente: cuanto más suba el precio menos reservas tendremos que utilizar.

5.Especulación financiera es que los gobiernos occidentales, llevados por una eco-demagogia criminal se empeñen en responder al reto del precio del crudo con las llamadas energías renovables que, naturalmente, no pueden competir con el crudo ni con el resto de energías masivas, como el carbón, el gas y la nuclear.

No sólo porque no generan lo suficiente, sino porque la eólica y la solar, así como la biomasa no son energías, sino subvenciones que, como ocurre con la PAC, pagamos todos los occidentales para enriquecer a los millonarios de los molinillos y las placas y para que nuestros gobernantes puedan presumir de verdes.

En definitiva, el dinero empleado en subvencionar a los ricos -en España el ejemplo más típico es la multimillonaria familia Entrecanales- debería emplearse en energías masivas, mucho más baratas par el ciudadano, igualmente limpias -como la nuclear- y en desarrollar las futuras energías de hidrógeno, asimismo limpias.

Esto último es lo que podríamos llamar "especulación política", con dividendo electoral. Lo pagamos entre todos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com