Mientras el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, asegura que no piensa marcharse y que se presentará a las elecciones de 2007, la Comisión Europea se va de vacaciones con su prestigio por los suelos. Tras ceder ante Francia y Alemania, que ni han cumplido ni piensan cumplir el Plan de Estabilidad, la Comisión que preside Durao Barroso y cuyo comisario de economía es el español Joaquín Almunia, tampoco ha sabido meter en cintura a Italia.

En efecto, al PEC ya le apodan en Bruselas Plan de Terciopelo, aunque más bien habría que llamarlo el plan elástico. El hecho de que París y Berlín y ahora Roma, hagan de su capa un sayo, constituye un problema para el proyecto de unidad europea. Por de pronto, el prestigio de la Comisión Barroso, cuyo primer objetivo es que los países miembros cumplan sus acuerdos, simplemente ya no existe.