El paisaje de España está jalonado por bares: 7 por cada 1.000 habitantes y, al parecer, casi todos los establecimientos sobreviven. Es la conclusión más relevante del Anuario Económico de España, que elabora La Caixa.

También disponemos de 432 automóviles por cada 1.000 personas y de 408 teléfonos fijos, pero en eso no adelantamos a otros países europeos. Sólo en bares y en sucursales bancarias, donde también duplicamos la media continental. No procede hacer comentarios gratuitos sobre el flujo de dinero que parte de los bancos y acaba en los bares.

La demografía mantiene la misma tónica de años anteriores: crece la población en todo el arco mediterráneo, en los dos archipiélagos y en Madrid. Por el contrario, Asturias decrece, y la cornisa cantábrica y la meseta están estancadas. Naturalmente, en el conjunto del país la población crece gracias a la inmigración, no al espíritu natalista de los indígenas.

La comunidad autónoma más rica es Navarra, seguida por el País Vasco, Baleares, Cataluña, Madrid y La Rioja. El ranking de pobreza lo encabeza Extremadura, seguida de Andalucía.

La provincia con mayor nivel económico es Álava, seguida de Gerona, Guipúzcoa y Navarra. La más pobre es Cádiz, seguida de Badajoz y por las siete provincias andaluzas restantes y Cáceres. Y no, las diferencias de riqueza entre el arco mediterráneo y el valle del Ebro, rico, y el centro y sur, pobres no se reducen.

Una última nota. España es una sociedad muy urbanizada. El 96 % de la población vive en capitales de más de 1.000 habitantes.