Pasqual Maragall, no se sabe si por error o por molestar, ha dicho que el Gobierno va a privatizar AENA, más que nada porque la Generalitat tiene mucho interés en controlar el aeropuerto del Prat. Es decir, que el honorable no está hablando de privatizar, sino de regionalizar, de traspasar el control a las autonomías. Ahora bien, ya en tiempos de Aznar se habló de privatizar AENA. Era el momento en el que el Partido Popular estaba inmerso en un acelerado proceso privatizador. De pronto, alguien cayó en la cuenta de algo tan tonto como se pueden privatizar los aeropuertos, pero no la navegación aérea, que pertenece a la soberanía de los estados. Hablamos de espacio aéreo. La navegación aérea no se ha privatizado en ningún país del mundo.

Por el contrario, privatizar aeropuertos no es más que imponer las tarifas y tasas de cada aeropuerto, las que pagan las compañías aéreas, así como el negocio del propio aeródromo : comercios, restaurantes, aeropuertos, pasarelas, etc. Y por cierto, al privatizar un aeropuerto se está haciendo algo tan poco liberal como crear monopolios en su zona de influencia.

Los slots (aparcamientos) y, con ello, las rutas comerciales, las negocian el conjunto de compañías con las autoridades aeronáuticas nacionales. Dos meses al año, en una conferencia internacional (la próxima el 16 de junio en Vancouver) se deciden, por un sistema que podríamos llamar de subasta vigilada. Norma internacional y margen de maniobra para los gobiernos. Tampoco lo deciden las comunidades autónomas.

Por cierto, las infraestructuras aeroportuarias no las paga el Estado. Los pagan lasta que abinan a AENA las compañías aéreas y los pasajeros. Ojo, los pasajeros de cualquier ruta española. Por decir lago, la famosa T-4, última y polémica terminal de Madrid-Barajas, no lo ha pagado el Estado (salvo los accesos) sino las tasas de compañías y usuarios de toda España, que hayan pasado por Barajas aunque sea para trasbordar. Conviene recordarlo, porque, por ejemplo, el portavoz de ERC en el Congreso, señor, Puigcercós no lo tiene muy claro. Se comprende que estamos en elecciones, pero