Contrasta con el papel preponderante que tienen las finanzas, representadas en el G20 de Seúl

 

Justo cuando todo el planeta habla de la guerra de divisas en el G20 y parece que las conversaciones han resultado un fracaso, el Santo padre ha defendido la importancia de la agricultura dentro de la economía de los países.

La agricultura formaría parte de un nuevo modelo de desarrollo y sería un protagonista estratégico. En sus palabras, el proceso de industrialización a veces ha ensombrecido al sector agrícola, el cual, aun tomando a su vez beneficio de los conocimientos y de las técnicas modernas, con todo ha perdido importancia, con notables consecuencias también en el plano cultural.

El Santo Padre ha apuntado a un nuevo equilibrio entre agricultura, industria y servicios, para que el desarrollo sea sostenible. Por desgracia, las palabras de Benedicto XVI caerán en saco roto ya que la mayoría de las economías en lo último en lo que piensan es en las personas. Los beneficios y el poder son lo primero que va a la cabeza.

Juan María Piñero

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