Sr. Director:

Poco ha durado la alegría en la casa del pobre. Con el cuerpo del Santo Padre aún caliente, visitado por un millón de fieles al día, siendo España el segundo país de Europa que más peregrinos ha aportado al Vaticano en estos días, después de la patria del polaco, la señora de la Vega no ha podido esperar más. En un programa pagado por mí, me ha insultado cuando aún estoy con el dolor por la muerte de un hombre tan querido.

Ha tenido la desfachatez de entrar en mi casa, a la hora de cenar, para adoctrinarme sobre los motivos por los que no debo guardar luto por el Papa. Y no lo entiendo. No entiendo a qué viene tanto sectarismo por parte del Gobierno español, no entiendo por qué ha tenido que ser mi presidente el único mandatario mundial que no me ha dado el pésame, no entiendo por qué ha tenido que despreciarme ofreciéndome un mísero día de luto oficial, no entiendo por qué ha tenido que soltar a sus secuaces para que insulten la memoria de un ser tan querido, repitiendo, acompañada de la Bardem, los tópicos tan manidos y que en estos días se demuestran pobres, tristes, llenos de rencor y de envidia.

Si el trabajo del Gobierno es no cuidar de los españoles, nuevamente han cumplido su misión. De todos modos, dentro de cincuenta años, nadie sabrá quién fue Bardem o de la Vega, pero se recordará con una justicia que hoy no le han querido dar, a Juan Pablo Magno.

Enhorabuena, ZP, estás representando lo mejor de vuestra historia socialista.

Marcial Cuquerella Gamboa

cuquerella@gmail.com