Cinderella Man parece una de esas películas agridulces  que tanto le  gustaba dirigir  a Frank Capra: la historia de un perdedor que, gracias a su fe y al amor de su familia, logra superar todo tipo de dificultades. Y es que este biopic (biografía en película) de Jim Braddock narra en imágenes cómo se pueden vencer las adversidades de la vida si se lucha apasionadamente.

 

James J. Braddock, más conocido en el boxeo con el nombre de Cinderella (cenicienta) Man  se convirtió, en los años 30 del pasado siglo XX, en toda una leyenda para miles de desheredados norteamericanos que sufrían por la depresión económica. Braddock, que se había retirado del boxeo después de varias derrotas,  volvió al ring para obtener  una segunda oportunidad para su familia, y para él mismo, tras experimentar en sus propias carnes la pobreza más acuciante tras el  crack bursátil. Además, en una clara muestra de su carisma, cuando las cosas le empezaron a ir bien Braddock  devolvió a la Beneficencia la ayuda que había entregado a su familia.

 

Ron Howard, el oscarizado director de Una mente maravillosa (otro biopic del Premio Nobel John Forbes Nash, Jr) ha vuelto a contar con Russell Crowe para el papel protagonista. El australiano vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores del momento. Por el contrario, la que decepciona  es su compañera René Zellweger (El diario de Bridget Jones), que resulta increíble en el papel de la esposa de Braddock.

 

Aunque Howard no es, ni mucho menos, un gran director la película rebosa tal humanidad y contiene un mensaje tan inequívocamente positivo que hacen que el espectador que acude a la proyección de Cinderella Man, aunque no le guste el boxeo,  salga de la exhibición realmente encantado

 

Lo dicho, háganme caso y no dejen de ir a verla.