Hoy jueves, 30 de octubre, emprende sus trajines, en el Congreso de los Diputados, la Subcomisión que proyectará la nueva ley del aborto (asesinato) con el objetivo de implantar, furtivamente, el "aborto libre" (crimen), que significa el abandono de los bebés no germinados, cuyas supervivencias estarán al arbitrio de los chiringuitos abortistas (infanticidios).

Se va a erigir, en la clandestinidad, pues ha vedado a los medios de comunicación el acceso. Sus reuniones serán a pórtico cerrado, no se difundirán por el cauce parlamentario, ni sus quehaceres se verterán en el Diario de Sesiones del Congreso. Se está camuflando, a todos los electores, el trajín parlamentario de nuestros representantes, al mismo tiempo que se elimina a la ciudadanía española de una controversia que aqueja a nuestras hondas raíces.

El Partido Socialista proyecta aprobar una ley que permite la defunción hostigada (infanticidio) de seres humanos inocentes e indefensos.

Hoy ha sido apiñada una manifestación, desafiando a los leones que tutelan los portones del Congreso de los Diputados, para exponer un total refuto al mandato inicuo, tirano y sicario de la interrupción voluntaria del estado de gravidez (asesinato). Este ultraje va en contra del derecho a nacer, sin el cual no coexisten ninguno de los demás derechos; la salvaguarda de la vida y el respeto del hombre.

El aborto (crimen) es una lacra que nos lleva a un vertiginoso declive de la población.

Lo peor de esta sociedad no es el aborto, sino la aceptación social del aborto. Nos hemos habituado a la crueldad y coexistimos con ella con una macabra adhesión, afirma Julián Marías.

Clemente Ferrer Roselló

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