En la mañana de este martes se celebraba en un hotel madrileño la reunión del Observatorio Económico de la Fundación FAES. El patrono de la fundación, consejero de Endesa y tertuliano de la Cadena COPE, Alberto Recarte, aprovechó la ocasión para decir que el ciclo económico expansivo se ha terminado. Y todo eso, a pesar del crecimiento supuesto del 3,8% y de la creación de 600.000 empleos. Recarte advierte de la existencia de un déficit de ahorro (nueva terminología para calificar la balanza comercial) del 8,5% del PIB. O, dicho de otra forma, consumimos 85.000 millones de euros más de lo que somos capaces de producir y ahorrar. Y eso nos lleva a un endeudamiento conjunto de 500.000 millones de euros. Además, el patrono de FAES destaca que dos tercios de los empleos generados son de inmigrantes y que el desempleo de los inmigrantes se eleva al 11,5% respecto al 8% de los españoles.

Pero donde Recarte pone especial énfasis es en el sector inmobiliario. En su opinión consumir un 78% e invertir un 30% no es sostenible siempre. El economista pronostica una caída brusca del ladrillo en torno al 20% en 2008 en la inercia del sector. Así, la demanda del 96-97 no comenzó a tener velocidad de crucero hasta 2001. Pasar de construir 250.000 viviendas a 800.000 no se improvisa. Pero por lo mismo al sector también le cuesta pararse. Así que entre los años 2007, 2008 y 2009 se pondrán en el mercado dos millones más de viviendas, que se sumarán a los 22 millones de viviendas actuales. Una vivienda por cada dos habitantes, el menor ratio del mundo, anota Recarte. La conclusión será un ajuste muy brusco en 2008, aunque suave en 2007.

Y este anuncio agorero tendría consecuencias evidentes sobre la economía. A los excesos de inversión y precios y al efecto riqueza consecuente, devendría en un efecto pobreza. Recarte explica que, según los últimos datos, el patrimonio de los españoles equivale a cinco veces el PIB, aunque la deuda familiar supone el 80% del PIB. Si el valor del patrimonio del ladrillo cayera un 20%, la deuda se mantendría intacta y eso afectaría a las expectativas de autoconsumo. A todo esto hay que añadir la subida de tipos de interés y el riesgo político ¿Cómo es posible que con la aprobación del Estatut y la ruptura del mercado no haya habido efectos económicos?, se pregunta Recarte. La bonanza económica y la financiación pública para todo explican que supuestamente no haya pasado nada, responde el patrono de FAES, que aprovecha para arremeter contra un estatuto catalán que dificultó la aprobación de la ley de dependencia  a un Tribunal Constitucional que recusa al magistrado Tremps en un tema tan evidente por tan solo 6 votos contra 5.