Hemos vuelto a conocer esta semana datos negativos sobre la productividad española, una vez más. En este caso son del Observatorio del Ciclo Económico en España del servicio de estudios de BBVA y Fedea, que constata un "claro empeoramiento" de la productividad por hora trabajada en 2018 frente a los años anteriores, hasta restar nueve décimas al crecimiento del PIB por persona en edad de trabajar, “a pesar del incremento del empleo y la subida de salarios”.

Pero qué es la productividad. La productividad, una de las variables macroeconómicas más difíciles de medir, es según la Real Academia Española, la relación entre lo producido y los medios empleados, tales como mano de obra, materiales, energía, etc. Y la RAE pone un ejemplo: “La productividad de la cadena de montaje es de doce televisores por operario y hora”. Así que, cuanto más tiempo pase un operario en la fábrica más televisores producirá. Pues parece que no siempre es así.

La Comisión Europea, en septiembre de 2016, propuso la creación de consejos nacionales de productividad a los Estados miembros

Por ejemplo, los españoles estamos hartos de escuchar que somos de los que más horas trabajamos en Europa, pero de los menos productivos. Según los últimos datos de Eurostat, oficina estadística europea, la riqueza media producida por cada trabajador en España fue de 67.000 euros, cifra que está por debajo de la media de la Eurozona situada en 75.000 euros y muy lejos de los primeros en el pelotón de cabeza, como Suecia (98.000), Finlandia (91.600), Francia (85.000) y Alemania (77.600). Más aplastante es la comparación cuando nos enteramos, ¡oh depresión! de que trabajamos 350 horas más al año que los alemanes, que se jactan de ser los europeos que menos calientan la silla en sus puestos de trabajo.

Así que esto de la productividad pudiera parecer un tema obsesivo, que parece difícil de arreglar en nuestro caso, pero del que depende, para muchos expertos, no solo nuestro bienestar económico y laboral sino también social. Y sin embargo, es difícil oír hablar a los políticos, incluso en plena precampaña electoral como la que estamos viviendo, de productividad, asunto que suele quedar siempre al margen del debate. Se habla mucho, eso sí, de trabajo, de salarios, de déficit de las pensiones, de marcos laborales pero apenas nada de productividad.

Es difícil oír hablar a los políticos, incluso en plena precampaña electoral como la que estamos viviendo, de productividad

Es más, me acabo de enterar, perdonen mi ignorancia, de que la Comisión Europea, en septiembre de 2016, había propuesto la creación de consejos nacionales de productividad. En concreto, el Consejo Europeo formulaba una recomendación en la que instaba a los Estados miembros de la zona del euro a crear consejos nacionales de productividad. Creo recordar que ni el Gobierno del PP, ni tampoco el de Sánchez, han hecho mención de este asunto.

“Los consejos analizarán la evolución y las políticas que puedan afectar a la productividad y la competitividad. Elaborarán análisis independientes y reforzarán el diálogo político a escala nacional”.

“De cara al futuro, el crecimiento económico dependerá del aumento de la productividad. Esto requiere políticas equilibradas destinadas especialmente a apoyar la innovación, mejorar las cualificaciones, reducir las rigideces del mercado laboral y el mercado de productos y permitir una mejor asignación de los recursos”, decía la Comisión en aquel momento.

Los españoles trabajamos 350 horas más al año que los alemanes, que se jactan de ser los europeos que menos calientan la silla en sus puestos de trabajo

Dos años después, el pasado 27 de febrero, en su evaluación anual de la situación económica y social de los Estados miembros, la Comisión publicaba el informe sobre la creación de consejos nacionales de productividad. “Diez de los Estados miembros de la zona euro y tres países ajenos a ella han establecido consejos nacionales de productividad. Ocho en la zona del euro, son Bélgica, Chipre, Finlandia, Francia, Irlanda, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Eslovenia; los tres Estados miembros ajenos a ella son Dinamarca, Hungría y Rumanía. Los nueve Estados miembros restantes de la zona del euro (Austria, Alemania, Grecia, Estonia, España, Italia, Letonia, Malta y Eslovaquia) han anunciado su intención de establecer tales organismos y el proceso correspondiente se encuentra en una fase avanzada en Grecia, Malta y Eslovaquia”. “Los consejos actuales, que, en atención al contexto específico de cada país adoptan diferentes formas, ya están contribuyendo activamente a los debates nacionales sobre los retos relacionados con la productividad”.

Una productividad que ya de por sí es elevada en algunos países que se han apresurado a poner en marcha sus respectivos Consejos como Dinamarca, Holanda o Irlanda, cuyas empresas, muy competitivas, especialmente innovadoras y con un alto valor añadido pagan sustanciosos salarios a sus trabajadores.