Anuncio de los ángeles a los pastores
San Lucas 2, 8-20. Angeles y pastores en Belén. Lo hemos escuchado muchas veces pero lo hemos leído poco. En estas navidades de 2022, es el momento:
Cerca de Belén había unos pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus ovejas. De pronto, se les apareció un ángel del Señor, la gloria del Señor brilló alrededor de ellos y tuvieron mucho miedo. Pero el ángel les dijo: “No tengáis miedo, porque os traigo una buena noticia que será motivo de gran alegría para todos: Hoy os ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor. Como señal, encontraréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”
En aquel momento, junto al ángel, aparecieron muchos otros ángeles del cielo que alababan a Dios y decían:
“¡Gloria a Dios en las alturas! ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de su favor!
Cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores comenzaron a decirse unos a otros:
–Vamos, pues, a Belén, a ver lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado.
Fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, se pusieron a contar lo que el ángel les había dicho acerca del niño, y todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. María guardaba todo esto en su corazón, y lo tenía muy presente. Los pastores, por su parte, regresaron dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían visto y oído, pues todo sucedió como se les había dicho.
Este año, lo que más me mueve es ese "fueron corriendo". Quieren comprobar, es de ley, lo que les han sido anunciado. Es lo que hace el humilde: no desconfía pero obviamente quiere disfrutar no para dar fe publica, aunque la de de inmediato, no porque desconfíe del anuncio sino porque quiere disfrutarle. No se disfruta con la fe, se disfruta con la esperanza y con la caridad, o sea, con el amor.
Bueno y también me mueve lo otro: buena parte de la Navidad de la filantropía que nos vende el mundo viene marcado por angelitos sonrosaditos, de sexo indefinido (en eso tienen razón, los ángeles carecen de sexo porque carecen de cuerpo, son espíritus), pero ya me entienden: esa apariencia, no femenina, pero sí afeminada, de algunas postales navideñas.
Son embargo, los ángeles reales, los que describen las sagradas escrituras, impresionan tanto que siempre se ven obligados a tranquilizar al hombre. las primera palabras de los espíritus que se aparecen a los apóstoles de Belén es "No temáis".
Y recuerden, en esta Navidad de 2022: Nadie busca a Cristo perezosamente.