El PIB no creció sólo un 0,8% durante el segundo trimestre del año, por debajo, además, de lo previsto oficialmente. Y la cosa empieza a preocupar, aunque es de lo más lógico.

China es un sistema político comunista, un sistema económico capitalista y un sistema internacional colonialista, tirando a depredador. Y ahora esa mesa de tres patas ha entrado en crisis de humanidad, que es la crisis que se produce en todo sistema inhumano. 

No por una sacudida moral, ojalá fuera así. El problema consiste en que los chinos ya no se conforman con sobrevivir, empiezan a saber qué es vivir bien y exigen vivir bien. Al mismo tiempo, Occidente también atraviesa su peculiar recesión económica. Por tanto, es imposible que les compre todo lo que les venía comprando a los chicos de Pekín. 

Los chinos se han acostumbrado a vivir bien y ahora que Occidente ya no puede comprarles más, pretenden colonizarnos

Conclusión: los chinos pretenden colonizarlos: ya no se trata de vendernos mas objetos, útiles o inútiles, sino de hacerse con el tejido industrial de Occidente, convertirse en los propietarios de nuestras empresas y de nuestros recursos naturales e intelectuales. Y eso, manteniendo su repugnante tiranía comunista. 

Todo esto indica que, al menos en parte, estamos volviendo al nacionalismo económico. Donald Trump tenía razón. Al menos, volvamos a un nacionalismo bajo la batuta de la más estricta reciprocidad. Señores chinos: si España no puede vender a China ni comprar una empresa china, ni instalarse en China, tampoco ustedes podrán venderle a España, ni comprar empresas españolas ni instalarse en España. O en Europa. Sobre todo, empresas estratégicas. Por ejemplo: las energéticas.