Sr. Director:
Este domingo 10-J tuvo lugar en Sevilla una multitudinaria manifestación bajo el lema «Por una sanidad pública digna y completa, sin privatización, no más recortes y fuera corruptos», liderada por el infatigable doctor Jesús Candel, auténtico azote contra la corrupción de la administración de Susana Díaz en Andalucía. Sin embargo, y pese a su indudable éxito, ha sido extrañamente silenciada en sus dimensiones por no pocos medios de comunicación.
Pero quien casualmente sólo observase el desarrollo de su marcha en el tramo final, pudo llevarse una equivocada impresión por la chirriante (a la vista y a la inteligencia) presencia de unas cuantas banderas comunistas de notable tamaño, que inducían erróneamente a pensar que todo aquello pudiera ir de otra cosa. Cobijándose en la cola de la manifa, unos jóvenes -que ni siquiera habrían nacido cuando el odioso muro de Berlín se vino abajo por el peso de los crímenes y mentiras con que lo levantaron-, ondeaban estas banderas, cuya mera exhibición pública resulta hoy una sangrienta burla en la reivindicación de cualquier libertad y derecho.
Y especialmente, en la reivindicación de una mejor salud (física y mental) y una sanidad pública digna y limpia de corrupción. ¿Comunismo y salubridad? Pésima alianza.