Sr. Director:
Los padres que económicamente pueden elegir para la educación de sus hijos centros escolares privados, si pueden ejercer su libertad de elección. Con su dinero nadie puede impedirles que eduquen a sus hijos de acuerdo con sus convicciones, aquí o en cualquier lugar del mundo.
Pero, ¿qué pasa con las familias que no pueden económicamente asumir el coste de la escolarización de sus hijos? Dado que el Estado, --y mucho menos el Gobierno de turno-- no es un ente educador y, que por lo tanto, no puede suplantar a la familia, la sociedad ha reclamado, ante la obligatoriedad de la escolarización, la gratuidad de la plaza escolar. Gratis para todos.
Pero, ¿es suficiente, para elegir en libertad, que el centro escolar sea gratuito? Claramente, NO. La sociedad de consumo ofrece muchas cosas gratis que resultan caras.
A los padres nos interesa más que la gratuidad, a la que tenemos pleno derecho en nuestra calidad de contribuyentes, la libertad de elección para que nuestros hijos se formen y eduquen de acuerdo a nuestras propias convicciones, porque somos los primeros responsables de su educación, a la que no podemos, ni queremos, renunciar.
La solución es que la Administración destine a cada familia la cantidad suficiente para cubrir el coste escolar de sus hijos. Lo que es conocido como el cheque escolar, que ya está en activo en países europeos y en estados de Norteamérica.
Con el cheque escolar, las familias podrán elegir libremente el centro escolar que prefieran para la mejor educación de sus hijos. Así de sencillo. Así de efectivo.
Entonces ¿quién no quiere el cheque escolar?. Pues que diga sus razones.
Eduardo Alonso Lennard
sermul@terra.es