Sr. Director:
Creo haber visto esta película muchas veces y aún estar viviendo el mismo drama. El caso es que estos dictadores (lo de representantes del pueblo no es más que una falacia porque gobiernan con un absolutismo descarado) aprovechan la pasividad de los ciudadanos que, ya sea por temor, falta de compromiso, ignorancia y, a veces, rapiña, no participan y mucho menos exigen a los gobernantes que cumplan con sus responsabilidades.
Manipulan a los más necesitados con prebendas que sólo logran fomentar la "cultura de la vagancia" que no la cultura del trabajo y del esfuerzo, los acostumbran a recibir gratis lo que deberían lograr con un trabajo digno que muchas veces falta por estas políticas maliciosas y corruptas y les chantajean (si no pierden los regalitos) para que asistan compulsivamente a los actos proselitistas a victorear al César de turno. Qué decir del empresariado y los sindicalistas: se alinean según caliente el sol, pocos tienen la valentía y el honor de oponerse con argumentos y pruebas consistentes, ceden a las arbitrariedades del gobierno o pactan con el mismo sin defender valores tales como la verdad, la justicia, la honestidad con tal de no tener pérdidas materiales que comprometan su propio bienestar o el de sus empresas.
Este cuadro de situación es frecuente en muchos países y en especial en Latinoamérica: vemos actualmente unos cuantos "iluminados" que prometen cambios revolucionarios. Para ello violan las leyes fundamentales, menoscaban la calidad institucional, gobiernan en base a decretos de necesidad y urgencia, pretenden ignorar las atribuciones y autonomía de los distintos poderes y presionan, cuando no persiguen, a los medios de comunicación si se atreven a disentir o a denunciar hechos de corrupción. Solo decide y sube o baja el pulgar el Absoluto y Omnipotente Presidente: ¡¡¡Ave César!!!
En Argentina, por ejemplo, ha surgido una nueva figura que muestra a las claras la creatividad de estos aprendices de Nerón: en un sistema republicano tenemos la novedosa invención del presidente de declarar como sucesora de su cargo a su esposa: ¡¡¡Viva la Reina Cristina!!! Sin internas partidarias, él sólo y con la venia de su dignísima consorte y corte de genuflexos ha decidido que nadie puede ser mejor para gobernar al país. Hemos encontrado a nuestro ángel guardián que lejos de lucir alas y de usar túnicas blancas, suele acompañar sus discursos con el índice levantado en tono autoritario y/o acusador, consume Louis Vuitton, Rolex, viajes proselitistas en avión presidencial y otros merecidos privilegios que resultan humildes para tan ilustre personaje.
En definitiva y viendo que esto funciona como el Mito del Eterno Retorno, me permito sugerir que sólo educándose de verdad el pueblo (pueblo ignorante no pregunta ni cuestiona), y con un mayor y auténtico compromiso y participación de TODOS los ciudadanos será posible terminar con esta más que prolongada era de falsos profetas que solo gobiernan para llenar sus arcas en desmedro de los ciudadanos y de sus naciones. De nosotros depende y si no...no nos quejemos.
Alicia Álvarez
alvarezalicia@hotmail.com