Es hora de que los telespectadores quitemos de la programación los programas que ofenden, y se puede hacer.
Por ahí no paso. Ayer, apagué la televisión durante la emisión de Aquí no hay quien viva. La escena me ofende. Es la mofa que hacen sobre el sacramento de la confesión.
Hay sacerdotes que han dado la vida por guardar el secreto de las confesiones oídas para que la necedad de unos guionistas y productores recurran a ese insulto.
Agradecería conocer las marcas que se publicitan durante la emisión de ese programa. Yo lo tengo claro, pretendo coger un producto de los publicitados al hacer mi compra, y una vez en caja, para que se entere la persona que cobra y el resto de los clientes, apartaré el producto explicando el motivo. Ante las ofensas que recibo, no pido que dejen de hacerlas, exijo la rectificación y la disculpa pública de la cadena, del programa y de los que anunciantes.
Arnaldo Pons-F. Pons
intervencion@camaracaceres.es