El amigo Lula ha entrado en éxtasis y afirma cosas tales como que Sudamérica, representada por él mismo, puede mover el poder en el mundo.

No dijo la solidaridad en el mundo, sino el poder. Lula habla de crear un banco emisor y supervisor único y una moneda única -lo cual sin duda es positivo- y también una OTAN conjunta, lo que seguramente también es positivo.

Insiste Lula en que no ve mal la nacionalización de los productos naturales, por ejemplo, el crudo. Claro que no es malo. Ninguna nación avanzada, por ejemplo Estados Unidos, Reino Unido o Noruega, permitiría que sus riquezas naturales no fueran también riquezas nacionales. El subsuelo es propiedad de todos. Otra cosa es que la iniciativa privada, siempre mejor gestor, lo explote. Hasta ahí, lo de Evo Morales en Bolivia o lo de Hugo Chávez en Venezuela no está nada mal.

No es tan positivo que el crecido brasileño se burle de la seguridad jurídica que exigen los inversores extranjeros, porque bajo ese eufemismo, lo que europeos y estadounidenses quieren decir es que hay que acabar con la corrupción política, que es la gran lacra de Iberoamérica. La vocación de servicio al ciudadano simplemente no existe en la clase hispanoamericana. Un ejemplo es Argentina.

El progre-capitalismo de Lula acoge los peores vicios del socialismo -la corrupción de los dirigentes- y los peores vicios del capitalismo, un tren que nunca espera a los rezagados. Insisto en que el paso de economías centralizadas a una economía de mercado puede resultar muy peligroso si no se pasa por el estado intermedio del Estado del Bienestar.

Los casos de gobiernos corruptos iberoamericanos son muchos, empezando por el brasileño de Lula al que cada vez resulta más difícil formar gobiernos, porque todos sus ministros próximos han sido condenados por corrupción. Argentina es una democracia, sin duda, dirigida por un par de progresistas, sólo que el progre-capitalismo de los Kirchner ha generado una cleptocracia, con lucha retardada contra la corrupción. Por ejemplo, en Argentina siguen paralizados más de 100 casos de corrupción contra el Gobierno Kirchner, dado que al señor presidente le ha sucedido su señora. Supongo que ahora estarán pensando en que les suceda su hijo.

Lula pretende inventar el progre-capitalismo, doctrina política-económica que podríamos resumir así: Aborto libre y gratuito y, partir de ahora, ya eres moderno, ya puedes dedicarte a hacer dinero. A lo mejor es algo más que una casualidad que el éxtasis progre-capitalista de Lula conocida en el tiempo con su obsesión por introducir el aborto y la manipulación de embriones en Brasil. Cuestiones urgentes; la justicia social, por contra, puede esperar.

Hispanoamérica necesita mantener sus riquezas en propiedad la explote quien la explote, necesita una moneda única y un banco central único, y puede que hasta un ejército único, pero no necesita que Europa le exporte progresismo y sí necesita políticos honrados, porque, sin éstos, nada de lo anterior es posible. Lula debería empezar por limpiar a su clase política antes de erigirse en líder de Iberoamérica.

De todos los pueblos iberoamericanos puede decirse aquello de ¡Qué buen vasallo si hubiera buen señor!.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com