- La deuda mundial ha crecido un 30% desde la crisis y marca un nuevo récord: 72 billones de euros.
- Los gobiernos occidentales son incapaces de ahorrar y se empeñan en mantener el Estado del Bienestar con bonos y obligaciones.
- Los europeos, o sea sus bancos, son los principales compradores de su deuda, algo que no ocurre en EEUU y en los emergentes, que se la compran los extranjeros.
La deuda mundial llegó el año pasado a 72 billones de euros, que se dice pronto, batiendo un nuevo récord, según los datos del Banco Internacional de Pagos de los que se ha hecho eco Invertia. En concreto, a escala global, la deuda ha aumentado un 30% desde 2007, año en que estalló la crisis. Pero lo importante de estás cifras está, una vez más, en la trastienda, como quien dice; a saber, quién es el culpable de este despropósito (la deuda, al fin y al cabo, puede ser ya la tercera gran burbuja especulativa, que como todas -la tecnológica o la inmobiliaria son los últimos precedentes- acaban pinchando y cuando pinchan el daño es terrible). Pues bien, en el epicentro del nudo gordiano de este problema están precisamente los países desarrollados, cuya deuda para mantener el gasto público -con el que a su vez sujetan sus Estados del Bienestar- se ha disparado nada más y nada menos que el 80% desde hace cinco años.
No hay modo de que aprendamos la lección, a pesar del duro peaje que supone soportar las consecuencias. Se trata de gastar menos y endeudarnos menos también, como hace cualquier familia normal en apuros. Solucionarlo todo a base de pedir prestado -o de emitir deuda, en el caso de los Estados- conduce, en román paladino, a la ruina, pero, claro, para los gobiernos es cuando menos impopular y hace perder elecciones.
Hay un apunte curioso, del que también se hace eco Invertia: mientras los europeos somos fundamentalmente los que compramos nuestra deuda, en los países emergentes y en Estados Unidos sucede lo contrario: que son los extranjeros, y no ellos, los que compran su deuda.
Lo explicaré de otra manera, para que se entienda mejor. En Europa, son los bancos lo que compran deuda, porque computa menos a efectos de recursos propios, además de resultarles más fácil y más cómodo que invertir en la economía productiva. Antes de la crisis, los extranjeros poseían el 57% de la deuda exterior europea, porcentaje que se redujo diez puntos, al 47%, en 2012. En EEUU y los países emergentes, sin embargo, la exposición de los extranjeros a su deuda ha aumentado un 12% desde que comenzó la crisis.
Los gobiernos son responsables del 43% de la deuda global. Deben 31 billones de euros, un 80% más que antes de la crisis, encima, sustituyendo los tradicionales créditos bancarios por bonos de menor interés. Eso, el que puede, porque en el caso de los países que han hecho pluf, como España o Portugal, que no son Holanda o Alemania precisamente, se han tenido que pagar intereses altísimos para ganar adeptos en las emisiones. Ya se sabe, cuanto menos gustas, más tienes que pagar.
Al final, lo que está en juego es la previsible quiebra soberana y una nueva crisis bancaria, con unas entidades con carteras repletas de títulos de deuda pública y pendientes de la cotización de las mismas.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com