Según un informe elaborado por los economistas José Luis García Delgado y María Josefa García Grande, la PAC, hoy tan discutida, nació para incrementar la productividad agraria. Se vivía la postguerra en Europa, el continente recordaba aún las penurias de la guerra y la principal preocupación económica en Europa era asegurar el suministro alimentario.
Aparte, la PAC se convierte en un instrumento para asegurar unas rentas mínimas al Agricultor pero, además, para producir menos, no más. Por último, la PAC se convierte en un financiador de exportaciones de productos agrícolas europeos, lo que constituye un atentado contra el desarrollo, debido a que los estados pobres no pueden competir a pesar de producir alimentos a más bajo precio.
La PAC representa el 44% del presupuesto comunitario. Por esa razón, Tony Blair, actual presidente de turno de la UE, pretende modificarla.
Lo más curioso del informe es que destroza uno de los lugares comunes más habituales sobre las subvenciones europeas a la agricultura. Resulta que el gran favorecido por la PAC es el norte de Europa, no el sur, además de, naturalmente, el país para el que se creó, no sólo la PAC, sino la propia Unión Europea: Francia. Por contra, en términos relativos, que es como hay que mirarlo, los países mediterráneos no están bien tratados por la PAC. Hablamos de España, Italia, Grecia Portugal.