Sr. Director:

En la entrevista concedida por Su Santidad Benedicto XVI a las cadenas de televisión alemanas antes de su inminente visita a Baviera, el Papa fue interpelado acerca de la postura de la Iglesia con respecto al preservativo y el freno que supuestamente supone la misma a la lucha contra el SIDA. En concreto, se acusó a los católicos de insistir tanto en la moral en lugar de intentar soluciones concretas para estos problemas cruciales de la humanidad. Pocos días atrás, durante la apertura de la XVI Conferencia Internacional del SIDA, la esposa del multimillonario Bill Gates afirmaba, sin mencionarla, que la Iglesia tiene una actitud cruel e irracional por negarse a promover el uso de condones.

Todos estos inquisidores del Progreso deberían recordar, en primer lugar, que la mortífera enfermedad del SIDA no se ha propagado tan rápidamente y en tan poco  tiempo con la ayuda precisamente- de la Iglesia, sino gracias a la promiscuidad sexual que los liberados made in Mayo del 68 y sus amigos han propagado, especialmente entre la juventud, y en estos últimos días mediante una campaña histriónica y engañosa del Ministerio de Sanidad en los medios de información.

En segundo lugar, que la Iglesia Católica es la principal institución que asiste a los millones de infectados de SIDA en África, continente pobre en el que más difícil y costoso resulta un tratamiento contra la enfermedad. Los miles de misioneros y monjas que allí trabajan abnegadamente no exigen contrapartidas ni huyen al menor atisbo de guerra, al contrario que las ONG´s solidarias.

En tercer lugar, que en el hipotético y paradójico caso de que la Iglesia aprobara el uso del condón, nada cambiaría, puesto que el marco natural y adecuado de las relaciones sexuales seguiría siendo el matrimonio, el cual comporta fidelidad entre los cónyuges. Así, el mejor método de lucha contra el SIDA continuaría siendo el de la abstinencia antes del matrimonio y la fidelidad durante el mismo.

En cuarto lugar, que él único país africano que ha conseguido reducir notablemente la tasa de contagio de SIDA ha sido Uganda, donde se ha dado prioridad a la Estrategia ABC (Abstain, Be faithful and Condoms: abstinencia, fidelidad y preservativos, por ese orden de prioridad) en detrimento del condón. Educando a la juventud en la fidelidad y no en la irresponsable promiscuidad, se ha logrado transitar del 30% de la población entre 15 y 50 años infectada en 1990 a un 5% en 2004.

En quinto lugar, que numerosos estudios científicos han demostrado que el preservativo no es un método seguro contra el SIDA, no solamente por su facilidad de rotura, sino también porque el propio virus es de menor tamaño que los poros del látex, y permite de esa manera la infección. A esto se añade, y no se requiere ningún estudio especial para saberlo, que el condón es algo completamente antinatural y asqueroso. Ahora que tan de moda están los alimentos sanos, naturales y equilibrados, los católicos proponemos una sexualidad sana, natural y equilibrada, esto es, fruto del amor, dentro del matrimonio y sin preservativos ni cosas raras que adulteren su sabor o sus propiedades.   

Basta ya de hipocresía y de falacias con respecto al SIDA, el preservativo y la postura de la Iglesia Católica. Más valdría a los gurús de las organizaciones internacionales y de la industria profiláctica escuchar a Benedicto XVI cuando afirma que la cuestión fundamental, si queremos dar pasos adelante en este sentido, se llama educación, formación. El progreso puede ser progreso real sólo si sirve a la persona y si la propia persona crece, no crece sólo su poder técnico, sino también su capacidad moral.

Blas Piñar Guzmán

bpinar@hispanitas.org