El visto bueno de Bruselas a la fusión de Air France con KLM ha reabierto el mapa de las compañías aéreas. La Comisión Europea vincula la aprobación a la cesión de parte de los derechos de despegue y aterrizaje a las compañías competidoras, algo que ya estaba descontado. Sin embargo, "bendice" la creación de una gran compañía aérea con capacidad para competir en el panorama internacional, que es de lo que se trata. Loyola de Palacio todavía no olvida la competencia desleal practicada por los Estados Unidos subsidiando a sus compañías aéreas aprovechando la sensibilidad despertada tras el 11-S.

La decisión sienta un interesante precedente para compañías como Iberia, que mantiene alianzas estratégicas desde hace muchos años y sobre las que la rumorología se ha cebado en demasiadas ocasiones en relación a eventuales operaciones corporativas. La ex compañía de bandera ha remontado en el mercado más de un 8% en tres días, probablemente porque los inversores han descontado la decisión de Bruselas y han entendido que la próxima operación del sector sería Iberia-British Airways.

No obstante, conviene recordar que Iberia se privatizó con "acción de oro" y que, por tanto, en última instancia, el Gobierno español tendría la ultima palabra en una eventual operación corporativa. Y hablando de operaciones corporativas, sorprendente el "rally" alcista de Uralita en las últimas jornadas...