La fusión ACS-Dragados, que encumbró al presidente del Real Madrid,  ha destruido valor por 689.000 millones de pesetas

 

El presidente de ACS-Dragados y del Real Madrid, Florentino Pérez, cuenta con grandes fans, especialmente desde que es presidente el Real Madrid. Ha alcanzado ese estatus tan anhelado por los poderosos, en el que el Sistema informativo le considera uno de los suyos, con lo cual toda crítica llega desde fuera y es considerada marginal.

 

Pero los hechos son tercos, y las cifras y las ideas mucho más. Vamos con las cifras, que son las que demuestran que el sistema Pérez se parece mucho a Mendizábal y Madoz, aquellos dos afamados desamortizadores, tan empeñado en desamortizar, es decir, en privarle de sus activos a las manos muertas para repartirlos entre el pueblo, es decir, entre los poderosos que controlan el Sistema, entre los grandes accionistas. La diferencia entre Mendizábal y Madoz y Pérez es que la víctima de los primeros era la Iglesia y la de Pérez es el pequeño accionista.

 

El pasado miércoles 30 de junio se cerró el semestre bursátil, buen momento para hacer balance. Veamos. La fecha clave a la que hay que remitirse es el 14 de febrero de 2003, cuando Pérez, enamorado de todos los accionistas de Dragados, ofrece a estos una ecuación de canje que supone valorar cada título de Dragados en 15,66 euros por acción.

 

Pero antes (por aquello de compar, que las comparaciones son muy odiosas pero tremendamente esclarecedoras) debemos saber cuánto pagó a Emilio Botín por el 23% de Dragados: ACS compró al Santander un 23% de Dragados por 1.185 millones de euros, es decir, con un prima del 59%.

 

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (¡só!, hubo un tiempo en que la CNMV cumplía con su deber) torció el gesto, por lo que, siguiendo el enloquecido reglamento de Rodrigo Rato, Pérez decidió lanzar una OPA sobre otro 10% del capital de Dragados al mismo precio pagado a Botín. Eso le costó otros 515 millones de euros, de los que se beneficiaron "las manos muertas", que no tontas, que pudieron sumarse a la OPA para recibir lo mismo que don Emilio. En definitiva, Botín y los del 10% recibieron 22,22 euros por acción.

 

Total, que a Florentino le costó 1.700 millones de euros hacerse con un tercio de Dragados y preparar la fusión. ¿De su bolsillo? No señor, de ACS, que se endeudó por esa cantidad. Ergo, y aquí empieza lo bueno, al resto de los accionistas de Dragados, el generoso desamortizador les ofreció un canje de acciones que significa  valorarles sus acciones a 15,66 euros. Estas sí que son manos muertas, tontas y estafadas (eso sí, de forma muy legal).

 

Pero hay más, a esos accionistas de Dragados, al igual que a los de ACS, Pérez les invita a pagar la deuda de 1.700 millones de euros con los que pagó a Botín y a los privilegiados del 10%. Algo así como si el ahorcado pagara la soga y el cadalso o como si una mujer de moral relajada pusiera la cama.

 

En definitiva, con la fusión nuestro simpático desamortizador Pérez paga sin prima, diluye el valor de la acción y, de paso conmina a todos los accionistas de la nueva ACS-Dragados a pagar la deuda asumida para poder satisfacer a Botín y para que él se hiciera con la presidencia. El dinero para Botín, y el poder para Pérez.

 

Pero sigamos. Porque, podría ser que la fusión hubiera sido un mal negocio para los accionistas minoritarios, tanto de Dragados como de ACS, pero que luego, tras un apasionante listado de sinergias y una facturación al alza, hubiese recuperado su dinero, sea por dividendo o por plusvalía. Vamos a verlo.

 

El 14 de febrero, insistimos, fecha clave del evento, con el anuncio de la operación de canje, las acciones de Dragados valían 15,66 euros, lo que supone una capitalización de 3.638 millones de euros. Por su parte, ACS valía en bolsa unos 3.077 millones de euros. En definitiva,  la nueva ACS-Dragados valía 6.715 millones de euros. Pues bien, a 30 de junio de 2004, la nueva ACS-Dragados valía 4.922 millones de euros. Es decir, que se había despeñado un 26,7%.

 

¿Quizás la explicación esté en que el mercado bursátil ha ido de capa caída? Pues no, el Ibex se revalorizaba un 34,6%. ¿Quizás es que el sector ha sufrido un fuerte revés por causas exógenas? Pues no. Durante ese mismo periodo, Ferrovial ha subido un 37,7% mientras FCC ascendía un 39,4%. Si los desamortizados de ACS pensaban en resarcirse vía plusvalía, están listos.

 

Pero Florentino es un monstruo de las finanzas. Seguramente podrá encontrarse otra explicación. ¡Ya está! Las acciones de ACS están baratísimas y pueden convertirse en una ganga en un mercado alcista. O quizás su rentabilidad está despuntando hacia las más altas cimas. Ni lo uno ni lo otro. El ROE (Rentabilidad sobre Recursos Propios) de ACS-Dragados anda por 13 puntos, mientras Ferrovial y FCC rondan el 18.

 

Y de baratura mucho menos: El Per de ACS-Dragados anda en el 16,4 (ya saben, cuanto más alto, peor), contra los 15  de la empresa de los Del Pino; y 12 la compañía de Esther Koplowitz.

 

Si la fusión ACS-Dragados hubiera creado valor para el accionista, si al menos hubiera subido lo mismo que el Ibex-35 de la Bolsa de Madrid, ACS valdría ahora 9.065 millones de euros. Es decir, la fusión de Florentino ha provocado un lucro cesante (preciosismo contable que significa haber perdido o haber dejado de ganar) de 2.350 millones de euros, con respecto a lo que ha subido el Ibex y sus principales competidoras. A ello hay que añadir que, a 30 de junio, la fusión de ACS-Dragados vale 1.793 millones de euros menos que lo que valían la suma de ambas empresas a 14 de febrero de 2003. Total, que el salto a la fama de Florentino ha supuesto que los accionistas de ACS y de Dragados han dejado de ganar 4.143 millones de euros, ó 689.000 millones de las antiguas pesetas.

 

Como somos indulgentes y muy generosos, no añadiremos los 1.700 millones de deuda que ahora deberán pagar los accionistas de las fusionadas (reducido a 1.400 millones a 30 de junio) con los que el presidente del Real Madrid financió el pago a Botín y al 10% de "manos muertas" agraciadas por la fortuna.

 

Añadan que el balance de ACS-Dragados es peor que el de antes de la fusión, que se han vendido activos estratégicos para sanear la operación de fusión y alguna que otra cosilla: ¡Pero qué grande eres Florentino!

 

La verdad es que la condición de desamortizador se lleva en la matrícula genética. Porque su gestión al frente del Real Madrid viene a ser muy similar: aquí, nuestro Mendizábal cambió metros cuadrados al alza por estrellas vejestorios a la baja. Es decir, desamortizó a los socios del Real Madrid a costa de despatrimonializar el club. Su política es de tierra quemada. De alguna manera, repite la frase del genial Eduardo Barreiros, quien, cuando consiguió una deuda de 1.000 millones de pesetas (fabulosa para aquel tiempo) en su empresa Barreiros, suspiró aliviado: "Ahora ya puedo dormir tranquilo: mi deuda es una deuda de Estado". Está claro que el Estado no va a dejar caer al Real Madrid, pero a una constructora como ACS-Dragados no la salva nadie: la salvan sus accionistas comiéndose minusvalías con encomiable estoicismo. Y los trabajadores, cuando la rueda ya no tenga radios con los que seguir rodando.

 

Es el nuevo estilo empresarial, los desamortizadores: les quitan el dinero a los accionistas menudos y se lo entregan a los grandes. Por ejemplo, a sí mismos. Su principal instrumento de trabajo: las fusiones. Su principal embuste: las sinergias.

 

Por eso sorprende que los analistas de Ahorro Corporación Financiera, un respetable intermediario de cajas de ahorro, hayan felicitado a Florentino Pérez por ACS-Dragados justo en vísperas de las elecciones a la presidencia del Real Madrid. Como también sorprende que El Confidencial haya utilizado dicho informe para alabar a Pérez. Siempre hemos dicho que nuestro competidor es un producto más que digno, y que las críticas y las campañas de descrédito contra su promotor, Jesús Cacho, están movidas por la envidia a su buena pluma y a su independencia periodística. Pero, en este caso, Cacho, querido amigo, ¿cómo te has dejado meter ese gol?