Commerzbank mantiene su previsión de ganar más de 1.000 millones en 2022 y volver al dividendo
No nos cansaremos de repetirlo: si los bancos alemanes fueran españoles, hace tiempo que habrían sido intervenidos por el BCE. Están hechos una castaña, sobre todo Deutsche Bank y Commerzbank, los dos más grandes del país, por ese orden.
Y no es por Covid, porque su mala situación viene de antes. De hecho, la ausencia de medidas profundas de reestructuración provocó la dimisión, en verano, del presidente del Consejo de Supervisión, Stefan Schmittmann y del CEO, Martin Zielke, que fueron remplazados por Hans-Jörg Vetter (presidente) y Manfred Knof (CEO).
El cambio en la cúpula no ha mejorado las cuentas, como es lógico, y el banco anunció el jueves por la tarde unas pérdidas de 162 millones de euros hasta septiembre, tras una caída de los ingresos del 4,8%, hasta los 6.158 millones. Las esperanzas estaban puestas en el tercer trimestre, pero entre julio y septiembre la entidad perdió 69 millones de euros (en 2019 ganó 221 millones) por las dotaciones para hacer frente a la morosidad y, también, por los 201 millones destinados al plan de reestructuración que implica reducción de plantilla y el cierre de 200 oficinas.
Lo peor, sin embargo, es que el negocio típico no marcha o lo hace sólo a medias, con unos ingresos que cayeron un 6,8% respecto al tercer trimestre de 2019. Y es que el alza del 6,4% de las comisiones (812 millones) no pudo compensar la caída del 2,6% del margen de intereses, que no superó los 1.226 millones.
Vetter y Knof tienen trabajo. Por cierto, el Estado alemán aún posee el 15,6% del banco.