Pedro Sánchez ha conseguido una nueva prórroga del estado de alarma, del 9 al 24 de mayo. Y la ha conseguido con el apoyo de Ciudadanos y del PNV porque la política sigue haciendo extraños compañeros de cama.
Para Inés Arrimadas, que, abandonado su confinamiento y en avanzado estado de gestación, ha acudido al Congreso, era la única forma de salvar a Ciudadanos de la disolución en pleno congreso restaurador -creo- de la formación que abandonara Albert Rivera y con una fuga acelerada de notables. No le ha quedado otro camino que acercarse al gobierno guerracivilista y coincidir con los nacionalistas vascos, su gran amor de senectud.
En Madrid, la suma del PSOE, Cs y Podemos daría mayoría sobrada (70 sobre 87) en una moción de censura a Ayuso: Aguado presidente
Y es que Iván Redondo, el cerebro de la Moncloa, considera que hay que mantener la alianza con Podemos a cualquier precio pero, al tiempo, Redondo no tiene nada de tonto: no se fía de una víbora como Pablo Iglesias y necesita una alternativa por si el bolivariano corriera demasiado deprisa hacia el marxismo puro y duro. O sea, hacia el poder.
Ahora bien, fórmulas como la ensayada en el Congreso la tarde del miércoles tampoco otorgan la mayoría absoluta. Entre PSOE, Podemos, Ciudadanos y PNV suman 171, aún faltan cinco… aunque son conseguibles.
Para Ciudadanos es la única manera de sobrevivir como partido: no puede soportar una nueva ronda electoral
Naturalmente, el precio de Arrimadas a esta entrega de Ciudadanos al PSOE es la Presidencia de la Comunidad de Madrid, para Ignacio Aguado. Eso saldría de una moción de censura en el que el PSOE, Cs –su socio- y Podemos, suman mayoría absoluta.
Excusatio non petita… De inmediato, Ignacio Aguado le ha faltado tiempo para asegurar que el pacto con el PP en Madrid tiene máxima prioridad.
Pedro Sánchez consigue más: sitúa al PP como ultraderecha, a la que no le importa... "salvar vidas"
En Moncloa aseguran que se trata de un plan B que, además, tiene otra ventaja: si un gobierno frentepopulista pacta con un grupo como Ciudadanos, derecha ultralaica pero, eso sí, muy nacional, el PP quedaría reducido a un grupo de ultraderecha intercambiable con Vox.
En cualquier caso, dividiría a la derecha.