• La falta de liquidez compromete los proyectos en marcha, el pago de intereses de los bonos y hasta de las nóminas.
  • La empresa pide 450 millones a los bancos, tras saltar las alarmas en México, por impago de deuda, o Reino Unido, por las dudas sobre su central de biomasa.
  • KPMG mira con lupa los estados contables para redactar su informe para los bancos acreedores y bonistas.
  • De lo que diga la auditora, dependen las posibles soluciones o que acabe en concurso de acreedores.
  • Y a eso se unen otros frentes como el laboral -o sea, despidos, sobre todo en Brasil- y judicial: las querellas por delitos societarios.
  • Soria carga contra las indemnizaciones y centra el problema: buena ingeniería técnica y nefasta ingeniería financiera.
Han pasado cinco meses desde la memorable nota de prensa en la que Abengoa anunció una ampliación de capital de 650 millones para "complementar su estrategia de nuevas ventas de activos".  Es evidente que la situación en la empresa se ha enrabietado a lo bestia desde entonces: hoy está el preconcurso de acreedores, sonado, y puede entrar, lo que sería más sonado todavía, en concurso. Esa crítica realidad deja demasiados interrogantes, en los que tiene que poner orden KPGM, y de los que dependerán los pasos en la negociación con los bancos acreedores. Les recuerdo que aquel lunes 3 de agosto fue fatídico. Al anuncio de que necesitaba dinero -tras unos malos resultados semestrales- siguió un notable desplome en bolsa. Comenzaron a concretarse así las grandes dudas sobre la viabilidad de la compañía. Los accionistas minoritarios de Abengoa van a presentar querellas por la falta de información, pero las alarmas ya se habían encendido. Estaban sobre la mesa de los analistas, y eran unánimes al poner énfasis en la incertidumbre que rodeaba al valor (sobre todo, por su apalancamiento excesivo) El silencio de la empresa durante ese mes de agosto fue atronador y sólo se rompió para anunciar nuevos contratos internacionales. Parecía que le caían del cielo, como si en el grupo no pasara nada, al margen de la inquietante montaña rusa que protagonizaba en bolsa. Había, entre esos contratos, pequeños, como una nueva red de transmisión en México (17 millones) o una terminal portuaria en Uruguay (81 millones) y otros grandes, como una planta de energía con biomasa en Reino Unido (600 millones). Esa planta, situada en el puerto de Teesside es la mayor del mundo. Han seguido otros después, hasta antes de ayer, como quien dice: Chile, Jamaica, Argentina, Abu Dabi, etc… Bien, todos esos planes son los que están comprometidos ahora por falta de liquidez, que afecta también a lo cotidiano, como el pago de nóminas. Para poder llevarlos a cabo son necesarios los correspondientes avales bancarios, y la banca acreedora, a su vez, no soltará prenda sino tiene garantías, algo que sólo puede saber tras el informe de KPMG. Lo que Abengoa ha trasladado a los bancos esta mañana es que necesita entre 400 y 450 millones para afrontar los pagos operativos y de nóminas durante el proceso de negociaciones; es decir, durante los cuatro meses de preconcurso. A partir de ahí, la banca  evaluará la situación. Ayer les informamos que el Santander es el más partidario a encontrar una solución para la viabilidad de Abengoa, por sus buenas disposiciones a negociar la deuda y buscar un socio industrial o un nuevo equipo gestor. Pero eso no quita que el Santander sea muy consciente de las trampas que puede esconder Abengoa por la situación y deuda de sus filiales o en las numerosas ramificaciones de su actividad. Hay dos frentes en ese sentido: los vencimientos en las emisiones de bonos y la realidad de la telaraña societaria. Respecto a lo primero, sitúen ahí, por ejemplo, el contratiempo en México, donde la empresa tuvo que admitir ayer jueves, ante el regulador del país, que no pude pagar los intereses correspondientes a dos de sus 14 emisiones de bonos a corto plazo, unos 17 millones de euros. No es la primera vez. El pasado 26 de noviembre le ocurrió lo mismo. Y respecto a la estructura societaria, a la espera de lo que confirme KPMG, da una pista Informa D&B. Según sus datos, Abengoa tiene 887 sociedades vinculadas, el 76,79% de ellas sociedades mercantiles y el 23,21%, UTE (uniones temporales de empresas). Es llamativo, por ejemplo, que el 61,26% de ellas (223) no hayan tenido ninguna actividad en 2014 o que la inmensa mayoría de ellas están ubicadas en Andalucía (el 79,4%, equivalente a 289 firmas). De esa gran complejidad societaria dio algunas pistas este miércoles, 2, el presidente de Bankia, José Ignacio Gorigolzarri: "Una cosa es la deuda con las entidades y otra establecer con claridad cuál es la situación financiera porque es un grupo complejo". No es para menos, desde luego. La última palabra en ese sentido, como decía, la tendrá KPMG, para informar a los dos grandes afectados, los bancos acreedores y los bonistas. Con los dos se ha reunido esta semana. Mirará con lupa sus estados contables y sólo a partir de ahí, se podrá saber la capacidad de la empresa para generar ingresos -por sus actividad y las desinversiones- y que inyección de liquidez necesita para afrontar sus pagos. Los exige su situación de preconcurso. Frentes laboral y judicial Y a todos esos frentes se unen otros, como el laboral y el judicial. En el primero la empresa ha reconocido este viernes que ha iniciado ya una reducción de plantillas y sedes, que forman parte del proceso de reestructuración. Los sindicatos, que han confirmado también despidos en el centro de trabajo de Palmas Altas, tienen previsto reunirse la próxima semana con la dirección de la empresa para analizar esa cuestión, entre otras que se plantean por el efecto de la entrada en preconcurso. La empresa prevé el despido de entre 3.000 y 4.000 trabajadores, si bien concentra ese recorte sobre todo en Brasil, donde emplea a 5.500 personas. Será el país hispanoamericano, en plena crisis económica, el más afectado. En el frente judicial, lo más destacado, este viernes, está en las querellas presentadas ante la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela en nombre de varios accionistas y bonistas. Lamela ha preguntado a la Fiscalía si las admite a trámite. Las acusaciones contra los antiguos administradores -entre ellos, Felipe Benjumea y el ex ceo Manuel Sánchez Ortega- son por delitos societarios, de administración desleal y falsedad documental. En esas querellas, a las que sumarán las de la Asociación de Accionistas Minoritarios (Aemec), se cuestionan las abultadas indemnizaciones a Benjumea (11,5 millones) y Sánchez Ortega (4,5 millones) y que éste fichara tras su salida con el fondo de inversión Blackrock, la gestora que tomó después, con Sánchez Ortega dentro, "fuertes posiciones bajistas" sobre Abengoa. El ministro de Industria, José Manuel Soria, ha vuelto a cargar este viernes contra las indemnizaciones, de unos 25 millones, "implanteables" en una empresa con la crisis de Abengoa. Ha descartado la ayudas de Estado, en la misma línea que hizo la semana pasada Luis de Guindos, y ha culpado de la crisis a la mala gestión de la compañía. "Creo que Abengoa -ha señalado- es una empresa muy buena en ingeniería, pero desde el punto de vista financiero no han tenido una dirección acertada. Se han endeudado mucho. Eso es lo que ha llevado a esta situación". Toca esperar. Como señalaba al principios, los interrogantes sobre la viabilidad de Abengoa son enorme y no se puede descartar nada sobre su incierto futuro. Puede acabar despiezada como un tablero de ajedrez. Tiempo al tiempo. Rafael Esparza rafael@hispanidad.com