El joven director Pablo Moreno sigue empeñado en sacar a la luz la persecución religiosa que se produjo en España durante la Guerra Civil. Si hace tres años nos convenció con Un Dios prohibido, en su último drama histórico recuerda la figura Pedro Poveda, el  sacerdote  fundador de la Institución Teresiana, todo un innovador en el campo de la educación de comienzos del s. XX. Concebido como un meritorio biopic, nos introduce de lleno en la vida de Poveda porque, durante el arranque de este largometraje, se muestra su ilegal detención que derivaría en su asesinato víctima de odio por la fe (el 28 de julio de 1936). A través de unos bien introducidos flash-back conocemos todos los momentos trascendentales de su vida así como su inequívoco mensaje a favor de la formación de las mujeres y la no violencia, porque este cura fue un adelantado a su época, capaz de percartarse de la necesaria equiparación en la educación entre hombres y mujeres, haciendo hincapié en la formación de los profesores católicos. Técnicamente mejor resuelta que Un Dios prohibido, que era un claro ejemplo de martirio por la fe, carece, sin embargo, en algunos momentos de la emoción que ésta poseía en cada escena. Sin ser en ningún momento especialmente combativa ideológicamente, sí que deja claro cómo la política emponzoñó el espíritu original de la siempre laureada Institución Libre de Enseñanza que, por cierto, tanto admiraba Poveda en sus métodos pedagógicos. Los jóvenes actores Raúl  Escudero y Elena Furiase cargan con el peso interpretativo de este drama y cumplen a la perfección en sus cometidos. Para: Los que quieran conocer más de este sacerdote canonizado por Juan Pablo II y de su labor educativa y pastoral Juana Samanes