Woody Allen sigue apostando por la idea de la importancia del azar en el transcurso de la existencia al igual que hizo en películas como Delitos y faltas, Match Point o Magia a la luz de la luna. Abe Lucas es un famoso profesor de filosofía autodestructivo cuya vida está tocando fondo porque no le encuentra sentido. Ni el activismo político que mantuvo en sus años mozos ni la enseñanza (que le agrada) le han llenado su vacío existencial. Totalmente perdido, empieza a dar unos cursos de verano en una pequeña universidad y acaba relacionándose con dos mujeres muy diferentes: Rita, una infeliz profesora que pide a gritos ser rescatada de su vida gris y Jill, una inteligente estudiante capaz de entablar con él entusiastas conversaciones sobre los temas filosóficos más variados. Ambas quedan fascinadas por Abe, a pesar de vislumbrar su claro desequilibrio emocional… De hecho éste, carente de toda moral, sólo recuperará la ilusión de vivir cuando comete un acto reprobable y totalmente irracional, una especie de crimen perfecto que todavía le reafirmará más en su idea de que es un  hombre excepcional. Con muchas similitudes con Match Point, pero con diferente envoltura, lo que se argumenta en Irrational Man  es sencillo: un individuo egocéntrico, y sin ningún tipo de ética, es lógico que interprete como algo natural ejercer a su antojo la justicia humana. Este razonamiento en imágenes, Allen consigue hacerlo divertido a pesar del poso amargo que encierra. Al fondo de todo, el meollo es sencillo: o se está pendiente de los demás o de uno mismo. No es una de las mejores películas de Allen porque repite argumentos defendidos en otros filmes de su carrera, pero cualquier cinéfilo seguirá disfrutando de esos diálogos enrevesados sobre la naturaleza humana. Para: Los que les gusten las películas de Woody Allen Juana Samanes