Una vez más, Europa insiste en ser la más lista de la clase ecologista y la más tonta del mundo. Y es que ha elevado al 62% el objetivo de reducción de emisiones de CO2 para 2030 respecto a las del año 1990, el cual estaba actualmente fijado en el 55% y que ya se había revisado al alza hace unos años desde el 40% planteado en un principio. Parece que sólo les importa ser cuanto más verdes mejor...

El Consejo Europeo y el Parlamento Europeo han alcanzado un acuerdo, en fin de semana y de madrugada, tras 30 largas horas de negociaciones... Pero para este viaje no hacían falta tantas alforjas, porque la Unión Europea supone menos del 10% de las emisiones de CO2 mundiales, lejos de EEUU (14%) y China (28%). De hecho, la UE sólo suponía el 8% de las emisiones globales de CO2 en 2019 y se prevé que represente el 5% de las futuras en 2030, según recordó Antonio Brufau, presidente de Repsol, en la última Junta de Accionistas celebrada hace unos meses. Además, advirtió que en la UE se debe tener cuidado en el liderazgo contra el cambio climático que ha emprendido: “Europa no se tiene que creer el líder de la transición, sino que debe aspirar al liderazgo tecnológico y buscar aliados (por ejemplo, EEUU)”.

“Ahora podemos decir con seguridad que la UE ha cumplido sus promesas con una legislación ambiciosa y esto nos coloca a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático a nivel mundial”, presume el ministro checo de Medio Ambiente, Marian Jurecka

El acuerdo supone una reforma del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (ETS, por sus siglas en inglés) para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero que liberan las industrias intensivas en energía y el sector de generación de energía, e invertir más en tecnologías respetuosas con el clima. Se disminuirá la cantidad de derechos de emisión en 90 millones de toneladas de CO2 equivalentes en 2024 y en 27 millones de toneladas en 2026, al mismo tiempo que habrá una rebaja anual de las cuotas de emisión (del 4,3% entre 2024 y 2027, y del 4,4% entre 2028 y 2030), y se eliminarán progresivamente los derechos de emisión gratuitos asignados a industrias hasta 2034. Además, a partir de 2026 habrá un mecanismo de ajuste de carbono en frontera, que pondrá un precio a la huella de CO2 de las importaciones de hierro, acero, cemento, aluminio, fertilizantes, electricidad o hidrógeno, y se irá implantando progresivamente hasta 2034. 

Entre las reacciones a la reforma del ETS, el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) y director general de easyJet para el sur de Europa, Javier Gándara, ha advertido que si se incluye a Canarias (en concreto, sus vuelos con el resto de países de la UE), se dañará gravemente la economía del archipiélago con la pérdida de más de un millón de turistas internacionales y más de 40.000 empleos. El acuerdo aún debe ser formalizado por los 27 Estados miembros y el Parlamento Europeo y Gándara ha reclamado al Gobierno que defienda ante la UE la ampliación de la excepción de Canarias en el ETS porque “si el Gobierno no revierte esta situación puede poner en riesgo la principal base económica de Canarias, su turismo. Canarias perderá competitividad para los turistas europeos que podrían optar otros destinos”.

Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) y director general de easyJet para el sur de Europa, advierte que si se incluye a Canarias (en concreto, sus vuelos con el resto de países de la UE), se dañará gravemente la economía del archipiélago con la pérdida de más de un millón de turistas internacionales y más de 40.000 empleos

La UE también ha acordado establecer un Fondo Social para el Clima, con el fin de ayudar a los hogares vulnerables, las microempresas y los usuarios del transporte con los impactos en los precios que tendrá el régimen de emisión en edificios, transporte y combustibles. El ministro checo de Medio Ambiente, Marian Jurecka, ha aplaudido el acuerdo como una “victoria para el clima y la política climática europea” que “permitirá cumplir los objetivos climáticos dentro de los principales sectores de la economía, al tiempo que los ciudadanos y las microempresas más vulnerables recibirán un apoyo efectivo en la transición climática”. “Ahora podemos decir con seguridad que la UE ha cumplido sus promesas con una legislación ambiciosa y esto nos coloca a la vanguardia de la lucha contra el cambio climático a nivel mundial”, ha añadido.

Paralelamente, se ha conocido que el consumo mundial de carbón sigue creciendo. Este año superará por primera vez los 8.000 millones de toneladas en un solo año, según el último informe anual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre este hidrocarburo. En esto ha contribuido el elevado precio del gas, la guerra en Ucrania, el menor suministro de gas ruso y la sequía, entre los principales motivos. Y ojo, la AIE prevé que el consumo de carbón se mantenga en ese nivel hasta 2025, destacando que pese a la caída en los mercados más desarrollados, continúa la fuerte demanda en países de Asia (principalmente India y China, que son los principales productores de carbón del mundo junto a Indonesia), y que en 2023 haya un récord de producción.