Abanca ganó 670,4 millones de euros hasta septiembre, un 5% más que un año antes, tras registrar un margen básico (margen de intereses y comisiones) de 1.474,9 millones de euros, un 1,5% superior al de septiembre de 2024. La clave estuvo en las comisiones, que aumentaron un 14,3%, hasta los 275,2 millones de euros, y que compensaron la caída del 1,1% del margen de intereses, que no superó los 1.199,7 millones. Efectivamente, la entidad que preside Juan Carlos Escotet también sufrió la reducción de los tipos de interés oficiales.

Una cifra que llama la atención son los gastos de explotación, que aumentaron un 12,2%, hasta los 826,9 millones de euros, condicionados por la integración del portugués Eurobic. El caso es que este crecimiento de los gastos arrastró el margen antes de provisiones hasta dejarlo prácticamente plano, en los 781,8 millones de euros, un 0,2% inferior al del año anterior.

Así llegamos a la otra clave del periodo: la reducción del 32,1% de las provisiones, que fueron de 61,3 millones frente a los 90,3 de 2024. De esta manera, el beneficio antes de impuestos aumentó un 6,3%, hasta los 746,6 millones.

Abanca cerró los nueve primeros meses del año con una ratio de capital holgada (CET1) del 13,3%, una morosidad del 2,2%, inferior a la media del sector, situada en el 2,9%, y una ratio de eficiencia del 51,4% tras mejorar en 54 puntos básicos durante el tercer trimestre.

Con estos resultados encima de la mesa, Escotet, el banquero preferido de Alberto Núñez Feijóo -el líder del PP propició que se quedara con las cajas gallegas- no renuncia a su gran sueño, esto es, convertirse en uno de los grandes banqueros de España. Con Abanca no lo está haciendo mal, aunque las cuentas que presenta cada trimestre no ofrecen toda la información deseable. El día que cotice en bolsa, si es que llega a hacerlo, será otro cantar. Tal vez por eso se resiste y a principios de octubre admitió que “es un momento atractivo para salir a bolsa, pero no vemos motivo para hacerlo”.

Escotet quiere crecer y se lanzó a por Liberbank hasta en dos ocasiones -la segunda incluso con el apoyo del Banco de España-, pero sin ningún éxito. Se ha tenido que conformar con adquisiciones más pequeñas, como las de Novo Banco España (2021) y Targobank España (2023), o la última, la de Eurobic, en Portugal (2024).

El problema del banquero venezolano, que controla el 85% de Abanca, es que nadie en el sector se quiere fusionar con él, a pesar de que serían uniones, muchas de ellas, con mucho sentido industrial. Por ejemplo, con Unicaja, que no le quiso, o con Ibercaja, que no le quiere.