La Audiencia de Vizcaya ha condenado a 11 años de prisión a un antiguo profesor del colegio vizcaíno Gaztelueta, del Opus Dei, por un caso de abusos sexuales a un menor durante el curso 2008-2009. Se trata de una sentencia sorprendente -con esa sensación la han recibido las partes afectadas- por un caso cerrado judicialmente en 2013 y reabierto después, que concluye con una pena que supera a la solicitada por la propia familia y del fiscal (tres años, no 11). El caso no ha terminado, o lo que es lo mismo: seguirá en los tribunales.

Se trata de un caso muy complicado, como han admitido los peritos y abogados que han declarado durante el proceso, por la ausencia de evidencias físicas del demandante o de testigos, lo cual hace muy difícil probar las acusaciones. Dicho de otro modo, supone creer la versión del alumno o creer la versión del docente. Ha prevalecido el relato de primero, según la sentencia, porque “no hay ninguna razón” para pensar o creer que miente.

Entre la versión del alumno y el profesor, la sentencia da por «verosímil» la del primero

A su juicio, esa versión es “verosímil”, argumento que ha tenido en cuenta, frente a la posible “contaminación” del relato por parte del joven, tanto por la intervención de los padres, rebotado con el centro, como de los psiquiatras que le trataron, argumentos alegados por la defensa del profesor.

Es previsible que el caso continúe en los tribunales, al margen del malsano interés mediático que suscite: afecta al buen nombre de una institución católica, el Opus Dei, lo que se presta a no pocos empeños espurios.

El colegio, de hecho, que ha contestado con un comunicado, da una pista “ante la posibilidad de que la sentencia sea recurrida”, proceso en el seguirá colaborando, “hasta que haya una resolución definitiva”.

El colegio destaca las distintas instancias que han intervenido hasta ahora, hasta el Papa, que han desestimado las acusaciones

En el mismo comunicado, el centro educativo subraya, por un lado, el “compromiso frente a cualquier situación de abuso o acoso que pueda sufrir un menor”, y resalta, por otro, las distintas instancias que han intervenido hasta ahora y que “habían desestimado las acusaciones”.

Es una parte de la historia unida a este polémico caso, cerrado en 2013, después de las investigaciones realizadas desde distintas instancias judiciales del País Vasco y del propio colegio, y después reabierto.

Hubo una pronunciación, incluso, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que se cerró después de una investigación, encargada por el Papa Francisco, que concluyó que los hechos denunciados “no han sido probados y, en consecuencia, se debe restablecer el buen nombre y la fama del acusado”. La familia recurrió también al Papa para reabrir el caso, que concluyó en el mismo sentido.