Este jueves, Antonio Huertas presidente de la aseguradora Mapfre, segunda compañía española más importante por detrás del grupo asegurador Vidacaixa, ha tenido que hacer de ‘tripas corazón’ para poder explicar por enésima vez los malos resultados que la compañía viene registrando en los últimos tiempos. Las tormentas se suceden una tras otra y cada una vuelve a traer unos resultados peores a los anteriores.

Primero fueron las tormentas en EEUU, después, los tipos de cambio de las monedas de los países donde opera, más tarde, la situación política de los países antes emergentes y ahora en franca recesión económica. En esta ocasión, los tipos de interés que no permiten dar una rentabilidad óptima a las primas cobradas y a las coberturas de las primas de los seguros de vida. Además, el mercado inmobiliario, refugio alternativo para las compañías de seguros, se ha convertido de nuevo en un campo de minas, en el que cualquiera que entre en este momento claramente alcista, puede quedarse atrapado.

Como veremos ahora, en las cuentas presentadas hoy por la aseguradora, las tormentas, no solo son el producto de elementos meteorológicos, si no también existen tormentas financieras y Mapfre está en una de ellas y, además, importante.

El negocio de vida, no es que haya registrado beneficio, pero sí una perdida inferior, con un crecimiento del 2,8% de las primas emitidas

Vamos por la parte más dolorosa: el resultado neto, que ha ascendido a 528,9 millones de euros (M€) en 2018, mientras que el pasado ejercicio fueron 700,5M€ que, en términos porcentuales es un 24,5% menos. Una vez acabados los extraordinarios, parece que la compañía no ha tenido más remedio que exponer la situación actual.

El negocio de no vida registra un resultado de 207,3M€, inferior al 2017, con un 6% menos de primas emitidas por la cancelación de unos 353M€ en pólizas no rentables. Un resultado técnico de 65,8M€ superior, pero con unos ingresos financieros de 145,6M€, menos que en el pasado ejercicio (-23,6%). En contra de lo que normalmente viene ocurriendo, el negocio de vida, no es que haya registrado beneficio, pero sí una perdida inferior, con un crecimiento del 2,8% de las primas emitidas, lo que ha dado un resultado técnico de -198,5M€ (en 2017 -581,6M€), y un resultado financiero de 421M€, inferior al 2017. Al final, el negocio de vida cierra con un resultado de 681,5M€ que es un 5,3% menos que en 2017.

En total, las primas imputadas al ejercicio han sido 880,1M€ inferiores al 2017, 187,8M€ menos de ingresos por inversiones. La siniestralidad ha supuesto 583,3M€ más, y los gastos de explotación descienden ligeramente.

Por áreas geográficas, los resultados atribuidos descienden un 46,1% en el área Internacional (EEUU, ASIA), un 31,6% en LATAM y un 6% en IBERIA

El patrimonio neto de la compañía también se ha visto afectado por la situación financiera. Así, Mapfre ha tenido que destinar 173,5M€ al deterioro de los fondos de comercio de Mapfre USA, Verti Italia y Abda Indonesia, debido a “la moderación de las expectativas del crecimiento del negocio”, eufemismo de que los negocios en estos lugares no van nada bien. El patrimonio neto se ha reducido en 1.315,1M€, pagando los mismos 184,8M€ de dividendo del pasado ejercicio.

Por áreas geográficas, los resultados atribuidos descienden un 46,1% en el área Internacional (EEUU, ASIA), un 31,6% en LATAM y un 6% en IBERIA.

En resumen, que lo que antes fueron florecientes paraísos emergentes, ahora son fuentes de pérdidas. Países con la inestabilidad de Venezuela o Brasil, en el negocio asegurador son auténticas bombas de relojería, potenciales máquinas de siniestralidad y fraude, por no decir de pérdidas por deterioro del valor de su fondo de comercio como está sufriendo Mapfre. Si se le añade baja rentabilidad de los activos financieros e inestabilidad en los tipos de cambio, puede ser la tormenta financiera perfecta.

Evidentemente, el mercado ha detectado este jueves este peligro y la acción de la compañía, en un primer susto de esta mañana, de 2,47€ descendió en minutos a 2,38€, para acabar cerrando a 2,41%, quizás por la perspectiva del mantenimiento de dividendos.