El 25 de noviembre se cumplen cuatro años del nombramiento de Sebastián Albella como presidente de la CNMV. Un mandato no exento de polémicas por el anterior trabajo de Albella al frente del despacho Linklaters, desde donde asesoró al Popular acerca de la ampliación de capital de 2016, y logró que la CNMV de entonces autorizara la unión Siemens-Gamesa sin necesidad de lanzar una Opa por parte de la primera.

Nada de eso impidió que Albella fuera nombrado presidente de la CNMV, es decir, que pasara de asesor de empresas a supervisor de las mismas y sin solución de continuidad, aunque tanto PSOE como Podemos, entonces en la oposición, mostraron sus reticencias.

La comparecencia de Albella en el Congreso -lunes por la tarde-, para presentar la memoria del organismo de 2019, ha disipado las pocas dudas que había acerca de su reelección, en noviembre de este año. El presidente de la CNMV salió por la puerta grande. Incluso el diputado del Psoe por cantabria, Pedro Casares, se deshizo en elogios hacia él y su trabajo al frente del supervisor. En otras palabras, el Gobierno le apoya para un segundo -y último- mandato.

La comparecencia estuvo muy descafeinada y Albella no abordó el tema mollar: la inspección de la banca en la sombra, esto es, de los fondos y de las financieras (Cofidis, Cetelem…) que, como no tienen depósitos, escapan a la vigilancia del Banco de España. Al parecer, la CNMV tampoco quiere asumir esa responsabilidad, y es que Albella pretende más poder, pero menos trabajo. Así, propuso que el nuevo ordenamiento supervisor, fuera el Banco de España quien asumiera la vigilancia de las compañías, como hace con las entidades de crédito, mientras la CNMV asumiera las quejas y reclamaciones.

Sí habló de los cortos -ya saben, apostar a que la cotización de una empresa baje- y lo hizo para defenderlos porque, según él, aportan liquidez al mercado y contribuyen a desinflar burbujas. Vamos, que sólo se deben prohibir en casos muy especiales. Por ejemplo, durante el estado de alarma. A la izquierda le gustó la idea, lo que no deja de ser curioso, porque se trata del lado más especulativo de la bolsa.

Una última idea, made in Albella: la Opa de la suiza Six sobre BME afianza la presencia de la bolsa española. El razonamiento no tiene pérdida: como Six no está de la Unión Europea, mantendrá a BME en nuestro país, que sí forma parte de la UE. Como diría Martes y Trece: ¡Prrrrr…!