Sr. Director:

Hoy dentro del marco de la política y de la sociedad española pretenden entre otras cosas:

  • Quitar el concierto a los colegios religiosos.
  • Quitar la religión católica de los colegios.
  • Aprobar la eutanasia.
  • Quitar la Misa de la televisión.
  • Quitar las capillas católicas de las universidades y de los hospitales públicos.
  • Enseñar a los niños en los colegios cuestiones relativas al sexo que no proceden con su edad.
  • Presentar la homosexualidad como una alternativa positiva y de conocimiento necesario para niños y jóvenes.
  • Dejar que se pueda atacar a la religión públicamente incluso con manifestaciones obscenas y ofensivas.
  • Quitar o tergiversar en lo posible las tradiciones religiosas
  • Hacer que la religión sea una cuestión de solamente el ámbito privado.
  • Ampliar el aborto.
  • Tergiversar la historia.
  • Dar a conocer una memoria histórica inaceptable.
  • Descalificar y hacer públicamente mofa de los sacerdotes y religiosos y especialmente en los medios de comunicación.
  • Presentar en museos públicos exposiciones contrarias al espíritu de la religión; y en muchos casos blasfemias, ofensas, etcétera
  • Presentar el ateísmo y agnosticismo como progreso y a la religión católica como retrógrada.

Y, sin embargo, nosotros los católicos, viendo este panorama desalentador, debemos de proponer y promover actividades favorables a la práctica de la religión católica como un bien e incluso mejor: como el mejor de los bienes.

No podemos achicarnos pensando en que la realidad social no nos favorece; sino que, por el contrario, apoyados en la grandeza y en la sublime realidad de nuestras creencias, "batallar" para conseguir colocar a Dios en la cumbre de todas las actividades humanas.

No podemos dejarnos vencer por el mal.

No podemos tampoco quedarnos en nuestras casas pensando lo mal que está todo, y que ante ello nada podemos hacer.

Podemos hacer mucho, puesto que tenemos:

  • Al mejor de los aliados: a Dios.
  • La mejor doctrina: la doctrina de Jesucristo.
  • El mejor mensaje: el mensaje del amor.
  • Los mejores intercesores: los Santos.
  • Y la mejor institución –aun con sus defectos- la Iglesia.

Con todo este currículum: ¡Poder, podemos! Lo que hace falta es querer, o al menos querer querer.

Y pedirle ayuda a nuestra Madre: la Santísima Virgen, para que desde el cielo nos proteja, nos aliente y nos estimule ante tan gran cometido.

Un cometido de verdad, libertad, paz, trascendencia, eternidad y amor. Y todo en grado excelso.