Pedimos a los que gobiernan que no hagan trampas (la corrupción es un mal moral en sí, grave) y es lógico, por tanto, pedir lo mismo a los que puedan hacerlo. Podemos aspira a ser opción de gobierno (Dios nos libre), pero no ha querido entender hasta ahora que eso implica la ejemplaridad. Echa porquería al resto y disculpa la suya. Ha pasado con Monedero y ahora vuelve a pasar con su secretario político, Íñigo Errejón (en la imagen).

Dice el juez que habría indicios de delito en su beca concedida por la Universidad de Málaga y que figuraba como "falso autónomo" para poder cobrar de Podemos. Y a su formación (léase, Félix Gil, cabeza de lista por Málaga) no se le ocurre nada mejor que decir que "hay muchos falsos autónomos en España". Eso ha dicho el intrépido revolucionario a El Economista. Pues estamos apañados. Una cosa es la mística revolucionaria y otra muy distinta la cruda realidad.

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