Con Manuela Carmena (en la imagen), Madrid se ha convertido en una ciudad sucia pero, también, atascada. El odio al automóvil, la irrupción de carriles-bici, y las amenazas de multa al automovilista han convertido a la capital en una ciudad permanentemente atascada. Atascos que, por cierto, contaminan más, pero la alcaldesa no cambia: más sanciones, más restricciones, más prohibiciones. Madrid, el atasco permanente. ¡Y que tenga yo que decir que tú eres güena, Carmena! Hispanidad redaccion@hispanidad.com