Decíamos que los laudos de renovables son un desastre del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero... y del PP de Mariano Rajoy, que seguiremos pagando durante los próximos años. Sin embargo, en EEUU, el tema se ha puesto más serio en las últimas semanas, porque hay varios laudos pendientes de ejecución... y esto hizo temer que se pudiera embargar el avión en el que viajó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas. En aquella ocasión no usó su ‘querido’ Falcon, sino un Airbus A-310.
Medios diplomáticos y jurídicos hicieron gestiones para evitar que se enturbiara la imagen y la participación de Sánchez en dicho acto de la ONU con el embargo de su avión. Un evento al que le acompañaron los ministros José Manuel Albares y Sara Aagesen, y también el rey Felipe VI, que dio un discurso (abortero, eso sí) que adormeció a Albares.
También se trataba de evitar que se produjera una situación similar a la que vivió Argentina en octubre de 2012, siendo presidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuando se embargó el buque escuela argentino ‘Fragata Libertad’ en Ghana. En aquel momento, el embargo fue la respuesta a la demanda del fondo NML Capital, que exigía el pago de una deuda que no se había incluido en un canje de años anteriores, y que Argentina se negaba a pagar. Al final, el citado buque fue liberado 77 más tarde, tras la intervención del Tribunal del Mar y la resolución de la deuda con el fondo.
Volvamos a los laudos de renovables. Recuerden que todo empezó estando ZP en La Moncloa, cuando se le ocurrió la ‘brillante’ idea de dar generosísimas primas a las energías renovables, a costa del erario público, disparando el déficit de tarifa a casi 30.000 millones de euros. Una elevada deuda que aún tardaremos años en acabar de pagar y que conlleva intereses, pero que no sólo ha corrido a cuenta de los contribuyentes de nuestro país, sino también, entre otros, de las propietarias de las centrales nucleares (Endesa, Iberdrola, Naturgy y EDP), a las que se les impuso el pago de 5 euros en el impuesto al combustible nuclear gastado en 2012-2013, como recordó el mes pasado el CEO de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle.
Fue el ministro socialista Miguel Sebastián quien empezó a ver la magnitud del desastre económico que originó ZP al ser tan generoso con el dinero de todos. Por ello, Sebastián comenzó a recortar dichas primas en 2010, aunque le siguió, con más mano dura, el ministro pepero José Manuel Soria en 2013, quien también lanzó un nuevo impuesto para gravar en un 7% la energía eléctrica producida por las energías verdes. Ambos recortes fueron respaldados por el Tribunal Supremo, que llegó a estimar que la rentabilidad de las renovables no podía ser del 22%, sino que entre un 7% y un 9% era más que suficiente, lo que no gustó nada a las energéticas y fondos que había atraído ZP… y empezaron a recurrir a arbitrajes internacionales contra España, llegando a 52 casos ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI) -el organismo de arbitraje del Banco Mundial- y a la reclamación de más de 10.000 millones. Por ahora, nuestro país ha recibido algunos fallos favorables y otros en contra, pero no ha pagado nada del dinero reclamado... y se ha empezado a hablar de posibles embargos.
Recuerden que los tribunales arbitrales no pueden pedir la ejecución de un laudo, por lo que los reclamantes suelen denunciar también ante los tribunales ordinarios, que sí pueden dictar dicha ejecución. En este contexto hay tres laudos en EEUU que emitió el CIADI y que confirmó el pasado agosto el Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia, dictando su ejecución por unos 358 millones de euros... pero España recurrió. Esta semana, el Tribunal Supremo de EEUU debía decidir sobre dicho recurso, pero según informa Expansión, hace unos días ha pedido un escrito al procurador general, John Sauer, donde exprese la opinión del país que preside Donald Trump sobre el argumento de inmunidad soberana que sostiene nuestro país para evitar el pago de los 358 millones. Y dentro de este contexto tampoco se puede obviar el hecho de que Sánchez no tenga buena relación con Trump...