Ya ha pasado más de un mes desde la entrada en vigor del tope ibérico al precio del gas, pero cada día llegan nuevas muestras de que ilustran cómo servirá de poco y será un fracaso. Por ejemplo, porque antes de fin de año o, como muy tarde, a principios de 2023, se disparará la diferencia entre el tope y el precio del ‘pool’ (mercado mayorista de electricidad) y también la factura por las compensaciones a los productores del gas ‘topado’.

El tope ibérico se fijó en 40 euros por megavatio hora (MWh) durante seis meses (en concreto hasta final de año) y después irá subiendo a un ritmo progresivo de 5 euros mensuales, hasta que acabe su vigencia el 31 de mayo de 2023. Es decir, dicho tope estará en 48,8 euros de media y beneficiará, en primer lugar, a los 11 millones de clientes que tienen tarifa regulada -la denominada PVPC- y más tarde, a los clientes del mercado libre (18 millones), concretamente a medida que se produzcan las renovaciones de sus contratos.

Desde que entró en vigor el tope, el ‘pool’ se ha situado de media en 110 euros/MWh, por lo que la diferencia ha sido de 70 euros/MWh, la cual han dejado de cobrar las gasistas, y asciende a 140 porque para producir gas necesitan el doble de cantidad dado que el aprovechamiento de la turbina es del 50%

Desde que entró en vigor el tope, el ‘pool’ se ha situado de media en 110 euros/MWh, por lo que la diferencia ha sido de 70 euros/MWh. Una cifra que han dejado de cobrar los productores de dicho gas a través de los ciclos combinados y ojo, porque no hay que olvidar que para producir una determinada cantidad de gas se necesita el doble de materia prima, porque el aprovechamiento de la turbina es del 50%. Es decir, que los productores de gas han dejado de ganar 140 euros/MWh de media cada día desde que ha llegado el tope ibérico.

Ojo, porque el precio medio de la luz en el ‘pool’ se ha situado este jueves en 133,35 euros/MWh, a lo que hay que sumar la compensación de 85,08 euros/MWh a las gasistas. Parece que va a seguir creciendo, en gran medida, por el aumento de la cotización del gas en el mercado internacional: el TTF holandés -de referencia en Europa- está ya en 166 euros/MWh este jueves, por tanto sigue estando en torno al doble que hace un año, y acercándose al máximo anual de principios de marzo (200 euros/MWh), semanas después de la invasión rusa de Ucrania y el inicio de la guerra. El servicio de estudios de XTB ya señala que el precio del gas en el TTF se puede disparar en las próximas semanas, pese a las restricciones al consumo que recomienda Bruselas (y que España, Portugal y Grecia rechazan): “No deberíamos sorprendernos si los precios del gas en la bolsa de valores de Ámsterdam saltan al rango de 200-250 euros/MWh. Incluso el nivel de 300 euros/MWh es posible”, ha explicado Manuel Pinto, analista de XTB.

El servicio de estudios de XTB señala que el precio del gas en el TTF holandés -el mercado de referencia en Europa- se puede disparar a 200-250 euros/MWh e incluso 300 euros/MWh y que ha sido la materia prima que más se ha encarecido desde la guerra en Ucrania (+60%)

Este servicio de estudios ha referido que el gas natural ha sido la materia prima que más se ha encarecido (un 59,98%), desde la invasión rusa de Ucrania y el inicio de la guerra. Nada más y nada menos que siete veces más que el petróleo Brent, que ha aumentado un 8,32%; mientras que otras materias primas (oro, platino o aluminio) han tenido descensos, en algunos casos, de hasta el 30%. Además, hace un par de semanas, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha avisado de precios altos... ¡hasta 2025!

Paralelamente, en España, no se puede obviar que la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, está obsesionada por todo lo ‘verde’ y odia el gas, pero el país lo necesita. De hecho, entre el 15 de junio y el 20 de julio, las centrales de ciclo combinado han aportado el 40% de toda la energía consumida... con sólo un 20% de potencia. Las ‘verdes’ que tanto gustan a Ribera (eólica y fotovoltaica) unas cifras minimísimas por la falta de viento y porque el rendimiento de los paneles solares no se consigue cuando más calor hace -es del 80% a 40 grados de temperatura, por ejemplo- y también le afecta si hay calima en el aire; y la hidráulica tampoco está salvando la situación porque los embalses están al 43,2% de capacidad por las escasas lluvias. Y tampoco hay que olvidar que la nuclear aportó una quinta parte de la electricidad en 2021, con sólo un 7% de potencia instalada, pero a Ribera tampoco le gusta.