Sería cosa de mucho reír si no fuera de mucho llorar. Mientras los portavoces talibanes anuncian que la mujer será libre dentro de los principios de la Sharía -es lo que se llama una contradicción en origen-, las feministas españolas entonan cánticos por la mujer afgana y la presidenta balear, Francina Armengol, se muestra dispuesta a aceptar en Baleares a todas las mujeres y niñas afganas que lleguen a las islas.

¿Y cómo van a llegar a las islas si no las dejan salir? Y ya puestos ¿tienes tú, Francina, competencia y medios para acoger a las mujeres afganas y niñas que pretendan salir de aquel infierno?

Pero lo más -¿divertido?- es contemplar a las feministas teóricas, del grupo de Irene Montero, arremeter contra el cristianismo. Miran a los salvajes talibanes perseguir a las afganas y lo único que se les ocurre es matizar: pero esto no significa que el cristianismo sea mejor religión que el islam, que conste. Naturalmente que no.

La mujer sólo es libre en el cristianismo, porque sólo en el cristianismo se considera a la mujer hija de Dios. Por tanto, digna de todo respeto.

En la Edad Media, probablemente la cumbre cristiana, la mujer se convirtió en la criatura ideal, y toda la caballería cristiana tiene por vértice -y a veces por vórtice- el respeto a la dama. Es en esos 1.000 años de sociedad cristiana cuando se consolida el amor a María, la única criatura nacida sin pecado original, el orgullo del género humano.

Pero, miren por dónde, tras la llegada al poder de los talibanes, resulta que las feministas arremeten en las redes sociales contra los curas, la venda antes que la herida, en lugar de contra los mulás.

De lo que deduzco que a las feministas la mujer les importa un pepino. Lo que les importa es fustigar a la Iglesia de Cristo.

Pues que lo digan, hombre, que lo digan.

Sólo el cristianismo protege y respeta a la mujer.

Vean lo que ya circula en la red sobre el presente y más que posible futuro de la mujer en Afganistán. 

mujeres en afganistán